Esta es la forma exacta de cómo funciona una sociedad libertaria.
En las reuniones, tanto familiares, como políticas o sencillamente sociales es muy frecuente que algunos de los contertulios hablen a la vez y para más asombro se hacen corrillos de dos o tres, así que si quieres saber lo que dicen unos u otros va a resultar imposible de prestar atención al mismo tiempo. Por desgracia esa es la forma de hablar para no decir nada en concreto, y se cae muy a menudo, en un montón de banalidades. Es decir, no decir nada con fundamento.
Cumplimentando lo ya expuesto, en el debate de una mejor organización social, es menester hablar de lo que es y cómo se constituye una asamblea, que a la postre es sencillamente una reunión diversa. Su funcionamiento es esencial para una organización que pretende dar soluciones a muchos comportamientos sociales y por supuesto asociativos, en los cuales, no cuentan cargos, ni políticos ni económicos ni de otra índole.
Así que nos vemos obligados a presentar unos ejemplos prácticos esencialmente fundamentales para un posterior desarrollo, en el que todas las personas participantes puedan expresar sus ideas tanto como escuchar y valorar las ajenas.
Veamos un ejemplo hipotético: En una reunión se tiene que tratar un determinado problema y en esta Asamblea participan los afectados del problema,(asociación de vecinos, del colegio de los niños, del funcionamiento hospitalario) los ajenos no, pero se pueden aceptar oyentes, presentes, sin voz ni voto, esto es muy importante.
Constitución de la Asamblea, una mesa dirigente con presidente, secretario de palabras y secretario de Actas. El presidente de la mesa dará lectura del tema a debatir, el de Palabras, dará la voy a los que la soliciten, con orden y respeto a los demás. El Secretario de Actas, tomará nota de las intervenciones a favor o en contra.
1º Se expone el tema en todo detalle y fundamento. Naturaleza del mismo, origen, causas por las cuales se ha producido el problema, aspectos que se apuntan como erróneos etc.
2º Unos participantes apuntan los puntos a favor, los otros los puntos en contra.
Se abre el debate y se busca una solución, un consenso y si ello no es posible, se pasa a las votaciones.
Supongamos que los que están a favor sacan un 10 y los que están en contra 8. Los de diez podrán elaborar su proyecto según sus recursos, pero sin obligar a los otros ocho, como se hace en algunos partidos. Así se contará con los que están verdaderamente de acuerdo y con esa fuerza se optará en alcanzarán los objetivos.
Una practica verdaderamente democrática que debería estar presente en las relaciones humanas.
Salomé Moltó