. – Toma las llaves de la despensa ¡Guárdalas! Me dijo mi primo con tono severo, y sin más se fue. Estuve meditando porque me había dado las llaves a mí y no a mi madre teniendo en cuenta que tenía más confianza en ella que conmigo.
Las guardé un tiempo y un buen día se me ocurrió entrar en aquella habitación que siempre permanecía cerrada a cal y canto como suele decirse. Allí guardaba la familia toda la comida, como los jamones, chorizos y demás comestibles que aguantaban todo el invierno y que socorrían esos difíciles momentos en que no se cobraban salarios, que no había trabajo y cuando le expuse mi sentir a mi primo este me dijo. Entonces no había pagas por paro o por cualquier otro motivo, hoy puedes cobrar una pensión, aunque pequeña, claro, durante un tiempo mientras puedes encontrar otro trabajo”. Sí, en eso tenía razón, ¿pero por qué nadie podía entrar y era mi madre y su hermana las únicas que tenían las llaves?. Recuerdo que las dos hermanas tuvieron una gran disputa, mi tía acusaba a mi madre de haber dado cosas de la “despensa” a un pobre para comer. “Y qué querías que lo dejara morir de hambre? Cuando se reponga trabajará y nos pagará” ¿Y tú? La semana pasada le diste un jamón a Gonzalo se ha ido y no lo ha pagado”.
La miseria, más bien que las carencias, nos enfrentan a situaciones verdaderamente absurdas, así que vi colgando algunos jamones, latas de conservas, chorizos y algunas cositas más, me quedé mirándolo todo. Me llamo la atención, una caja marrón semi escondida, la observé y decidí abrirla. No sé cuanto tiempo estuve leyendo las cartas tanto de mi tía como de mi madre, de mi padre del que hablaban muy poco y que un día nos dejó, de mi abuelo que se marchó a la Argentina, de otros de sus hermanos que murieron en la guerra. En fin, un doloroso pasado del que poco hablaba la familia y qué ami me daba la impresión que estábamos repitiendo muchos de aquellos errores y yo me preguntaba: “No es capaz la humanidad, aparte de conceptos económicos, religiosos y demás, de saber superar todo tipo de dificultades?”
Se lo comenté a un amigo y me dijo: “No, por supuesto, el ser humano tiene que tener y hacer frente a todo tipo de problemas, es un medio de evolución, sino, acabaríamos todos bobos”
No supe responderle.
Salomé Moltó
