Quisiera tratar el tema de la Violencia de los Humanos, aunque se trata de un tema sumamente complejo y con subdivisiones de todo tipo, debo simplificar. El propósito es encontrar las causas que originan dicha conducta humana. No creo necesario comparar con la conducta general en el reino animal, por lo cual se debe tratar otro tipo de esquema, el de la sociedad humana de por sí.
Cabe ante todo aseverar lo ancestral de tales actos de agresión entre las personas ante todo, pero no solo. La brutalidad ejercida en contra de la naturaleza, por ejemplo, ya sea el ultraje a los animales o a todo tipo de vegetación. La destrucción del medio ambiente es un modo de acción contra el propio ser humano, pues tiende a la devastación de los medios naturales que le permiten su subsistencia. La indiferencia del hombre ante tales estragos, no es difiere al de la aniquilación de grupos humanos ajenos a la sociedad a la cual pertenece. El egoísmo que exhibe ante el sufrimiento de otros seres humanos, cuando los explota para su propio beneficio no es muy diferente, salvo la provocación premeditada de la muerte de los demás.
Desde tiempos inmemoriales, se adjudicó el carácter violento del ser humano, a su propia naturaleza innata. Evidentemente, estudios de sociedades primitivas y ancestrales, demuestran dicho carácter intuitivo. La difusión de tales conductas a través de los tiempos y en sociedades diferentes, muestra un modelo de violencia continua. No obstante, en cuanto se refiere a los grupos de recolectores – cazadores de antaño, por ejemplo, se conocen conductas muy divergentes. Algunos de ellos, debido a la interdependencia entre los miembros para asegurar su supervivencia, demuestran solidaridad y muy bajo nivel de violencia. Sin embargo, algunos grupos similares, según ciertos estudios antropológicos, revelan muchos actos de violencia, por ejemplo, el asesinato de niños, que al parecer, eran ofrecidos a los dioses, a fin de sofocar su ira.
Pero tal tipo de actitudes, no necesariamente se las debe adjudicar a algo característico de la raza humana, en cuanto a violencia premeditada. Aun siendo cuestiones muy graves, obscenas incluso, no se puede comparar con las violencias físicas masivas, como las guerras o las destrucciones deliberadas de grupos étnicos enteros. Recientes estudios antropológicos, demuestran claramente qué grupos étnicos similares, cercanos geográficamente, pueden tener conductas totalmente distintas. En el Estado de Oaxaca en México, dos poblados comparten un mismo territorio, siendo muy similares, en cuanto a su estructura tribal. Pero resulta que mientras en uno de estos poblados, el nivel de crimen interpersonal, doméstico y hasta medioambiental, es bastante bajo, en la otra localidad, los niveles de agresividad con consecuencias fatales son mucho más altos. Se trata de demostrar, con este modelo, que no se trata de genética heredada. Según los investigadores, las pautas éticas de comportamiento entre las personas, están dadas por una profunda diversidad entre dichas comunidades. En el poblado duro, se opta por definir a toda persona fuera del grupo familiar, como un ente amenazador, con el cual es necesario llegar a un enfrentamiento para doblegarlo. En la otra comunidad, el niño es inculcado desde el comienzo, a optar por evitar toda hostilidad. “Es preferible ser considerado medroso que terminar malherido o víctima”. Bajo tales consignas, no es sorprendente llegar a tan distintas conclusiones.
Sin embargo, debemos aceptar que tal conducta benefactora se refiere a una sustancial minoría en el mundo en el que vivimos. No obstante, historiadores demuestran que hay una gran disminución de la violencia humana en sus diversos tipos a través de los tiempos. Desde un 2% anual de actos de violencia al 0,001% en nuestros tiempos. Según estos, se debe a una mayor concientizacion de la sociedad humana, tal vez como consecuencia de la toma de decisiones políticas a nivel mundial. Quizá también debido a las mayores oportunidades que existen en las democracias actuales, lo cual permite una mayor transparencia.
Aun así, es preferible optar por cambiar los principios que rigen a la humanidad, inclinándose siempre hacia las pautas de solidaridad, amplitud de pensamiento, tolerancia y en general todo lo que lleve al acercamiento entre personas y grupos sociales. Se debería rechazar totalmente, todo tipo de ideologías de índole nacionalista, partidaria, religiosa, en resumen, de masas populistas. Las instituciones educativas son una fuente primordial para inculcar tales actitudes. No obstante el contenido de mayor influencia está en el marco familiar. Debería eliminarse todo vestigio de patriarcado, y en general de toda dominación impuesta. Al consenso se llega desde la más temprana edad, cuando los padres deben tratar de interpretar correctamente a sus vástagos.
Los padres actúan como tales de manera instintiva, en muchos casos aprendiendo de otras generaciones, como también de la comunidad que les rodea. Amigos, a veces profesionales casuales, pueden dar algunas pautas de “métodos” educativos, y así, armados de mucha inexperiencia, “se crían” los hijos. En el terreno personal solemos repetir los errores de nuestros propios progenitores, quienes a su vez lo repiten desde sus antecesores. Y aún, copiando de sus propios padres también preservan muchas bondades en el niño, pero también serios errores. La conducta patriarcal es una de ellas, y es de las más nocivas que aún se conservan. Un remedio propuesto para tratar esta dolencia, hace mucho tiempo atrás se denomina… “Escuela para padres”. Es decir, una institución en la cual se puede aprender a ser buenos progenitores, inculcando los mejores valores de una sociedad solidaria, contemplativa y, sirva como ejemplo, de independencia personal. Hace muchos años en Argentina se difundió un libro que llevaba dicho nombre, escrito y compuesto por una psicóloga y educadora de nombre Eva Giberti. Esta investigadora creó una institución así denominada, “Escuela para Padres”, evidenciando que nadie nace sabiendo todo, haciendo hincapié sobre la imprescindible necesidad de eliminar la ignorancia adquirida. Giberti fue también una predecesora del feminismo y actuó en diversos medios en contra de la Violencia Domestica. Su inicio fue en el año 1957 y continuó hasta 1973, cuando por razones políticas su “Escuela” fue clausurada. En su contra actuaron los militares que se apoderaron del país, y que representaban al mejor ejemplo de patriarcado, el de la imposición de ideas por la fuerza.
Sirva esto de ejemplo para esta hipótesis. No se nace violento, dicha conducta se adquiere.
Josef Carel
