Las megalómanias del hombre


Las sospechas de las tendencias megalómanas del hombre se vuelven cada vez mas evidentes y por supuesto, sus destructivos resultados. Actualmente, el cambio climático y la destrucción del medio ambiente, ya son indiscutibles, ocupando el centro de la atención publica mundial. Y sin embargo, el mismo proceso devastador continua impasible; por el contrario se han adoptado propuestas que suponen un aparente cambio hacia la solución de los problemas causados. Esto, por cuanto dichas soluciones significan un compromiso con el sistema que esta detrás de la causa, pero sin atacar su verdadero origen, y entonces son apenas un paliativo sintomático. En el sistema político mundial, el liderazgo es sumamente dependiente de los estratos de poder económico, y por ende no está en condiciones de verdaderos dictámenes. Cambios radicales no son absolutamente imposibles bajo tales condiciones. Como ejemplo vivo, aunque nimio, desde hace varios meses, se llevan a cabo trabajos de remodelación de la calle frente a mi hogar. Por este simple ejemplo puedo constatar lo antedicho. Se trata de un proyecto destinado a promover el uso del transporte publico y que lleva un pomposo titulo… «rápido a la ciudad». Se supone que entonces se va a mejorar la frecuencia de los autobuses al adjudicarles una vía exclusiva en medio de la avenida. Esto sería en detrimento de los vehículos privados que entonces quedarían con una sola vía disponible. Según lo planificado esta sería una buena solución al sistema de transporte actual, que ha llegado a un estado catastrófico. Se supone que entonces mucha gente trocaría su vehículo privado por un asiento en el autobús. Ocurre que las calles de la ciudad, como los caminos entre ellas, están cada vez mas atestados de vehículos, pese a una constante y enorme inversión publica, en la construcción de nuevas carreteras. Sin embargo, los presupuestos multimillonarios no alcanzan nunca a superar el numero de vehículos privados que se suman a diario a las tan pobladas arterias. De allí se coincide unánimemente que la mejora del transporte publico es la única solución. Sin lugar a dudas es cierto, pero me pregunto, como muchos otros, si será suficiente. Veamos los hechos, en primer termino, tal como se desprende del relato sobre los trabajos antes mencionados. Desde hace unos seis meses, se esta trabajando en un tramo de unos 700 metros, siendo este una pequeña parte del proyecto de cubrir la arteria a todo su largo. Siendo que los trabajos ya hechos se extienden por apenas una quinta parte de la calle completa, se puede estimar el tiempo restante para finalizar el proyecto en nuestra ciudad en otros 24 meses, al menos. Pero esta porción del proyecto es apenas una parte del monumental plan general, que establecería una vía rápida para autobuses a lo largo de casi 100 kilómetros. Entonces, si tomamos apenas el tiempo necesario para todo el proyecto, aun cuando ya se esta trabajando en otras ciudades también, la estimación del tiempo total sería de 10-15 años, probablemente más. Esto ademas de las cifras multimillonarias que se barajan, que se originan en el presupuesto nacional y de los municipios que participan del proyecto. Se trata sin lugar a dudas, de un programa enorme, monstruoso, y al fin, megalómano. Y la pregunta principal, ¿cuanto ayudaría dicho proyecto en la mejoría del sistema de transporte publico?. En realidad, los medios publicitarios del proyecto no agregan ningún detalle concreto y solo podríamos estimar comparando con proyectos similares en otras partes del mundo. En la ciudad de Sao Paulo, Brasil, ya existe un tipo similar de arteria publica para autobuses de velocidad. Allí se estima que la rapidez de circulación ha aumentado en unos 15 minutos, en comparación con periodos previos. Y no obstante, algunos críticos y profesionales, destacan una cierta ineficiencia, por cuanto muchos vehículos privados, no respetan siempre las nuevas disposiciones, por cuanto han sido relegados a un espacio bastante mas reducido. Los conductores bajo presión y estrés, optan por invadir las vías exclusivas, aun al costo de altas multas. También las filas de autobuses en dichas arterias, provocan un descenso en la velocidad de circulación. Al fin, el efecto deseado por los proyectistas, se resume a unos pocos minutos, sin responder a la finalidad inicial. En pocas palabras, un ruidoso fracaso. Como sabemos, Sao Paulo es una ciudad superpoblada con un muy alto grado de contaminación, en gran parte debido al transporte privado. La ciudad cuenta con una excelente red de transporte subterráneo y trenes suburbanos, ademas de muchas lineas de autobuses públicos. Y pese a todo aquello, los taponamientos en sus calles y avenidas se miden por decenas y hasta centenas de kilómetros. El aire es irrespirable y hasta las fuentes de agua están permanentemente en serio peligro. De ahí también la incidencia en la salud publica. Entonces, la carrera entre el transporte privado y la tendencia a motivar el uso de los medios públicos, se ha reducido a un espectro político ineficiente. El riesgo de una debacle cada vez mayor, se hace ya mas patente que nunca. Pero como sugiero al inicio, bajo el sistema socioeconomico actual, la del neo liberalismo, que promueve la producción y consumo masivos, no son posible soluciones reales. En la época actual, del cambio climático y sus nefastas consecuencias, se hace imperativo conducir ante todo a un cambio de sistemas. Pero, aun si se considera imprescindible la producción económica, a fin de satisfacer las necesidades de supervivencia, es mas que importante también, un cambio estructural. Por ejemplo, las distancias entre los centros de residencia y los laborales, es necesario reducirlos e incluso, eliminarlos por completo. Como fue en tiempos de antaño, cuando la gente trabajaba en los mismos lugares donde residían. Este modelo fue común entre el campesinado hasta el siglo XX inclusive. El comercio de mis padres estaba en la planta baja, mientras la familia ocupaba en el piso superior. En otras épocas y en ciertas sociedades comunales, donde las tierras eran propiedad compartida, la vida misma de sus miembros era compartida. Nadie poseía un medio de transporte propio y privado, pues también eso se compartía. Ya es claro y sabido, cómo la revolución industrial trocó todo aquello en un individualismo radical, cuando las ciudades se poblaron de gente que vive de incógnita. Cada uno encerrado en sus cuatro paredes, los hijos pasando largas horas en «depósitos», jardines de infante y escuelas. Los padres apenas pueden dedicar un, cada vez mas reducido tiempo, a convivir con sus niños, y estos deben recrearse a si mismos. A las horas de trabajo imperantes, es necesario agregar horas y horas en viajes interminables del hogar al trabajo y de regreso. Todo ello suma al cansancio y malestar de los trabajadores, que, se supone, luego deben operar como padres y esposos, en un ambiente cada vez mas enrarecido. Ya no importa entonces, si el transporte es publico o por medios privados, pues en ambos casos, los tiempos se extienden sin parar. Hago un alto en el camino, buscando propuestas concretas, como respuesta al planteamiento anterior. La pregunta sería: ¿Cual es tu propuesta? o dicho desde otro angulo… ¿Existen opciones?. En una sola palabra: Si En forma mas clara: Se hace necesario imponer cambios radicales, a saber: * Disminuir radicalmente el uso de vehículos particulares. Su posesión, por parte de millones de personas, ocupan insumos físicos enormes. Comparando, un autobús promedio puede llevar 40 personas o mas, perfectamente ubicadas. Este autobús tiene hasta 12 metros de largo, mientras un automóvil ocupa 4 metros. Siendo que promedio en cada automóvil viajan 1,2 personas, mientras que en un autobús viajan 45 personas promedio. Aquellos ocupan un espacio promedio de unos 140 metros, de aquí se desprende que para transportar toda esa cantidad de personas harían falta unos 37 automóviles privados, que ocuparían unos 160 metros, sin tomar en cuenta la separación entre ellos. La ineficiencia del método es clara a todas luces. * A esto debemos agregar los costos adicionales, para el individuo. La inversión inicial al adquirir un vehículo es enorme, y conduce al endeudamiento del comprador. Para peor, no se puede contar esto como una inversión, pues el precio tiende siempre a bajar. A esto se deben sumar los costos de mantenimiento durante toda la vida útil del automóvil. Un aspecto mas, es el tiempo de inutilidad, cuando durante muchas horas del día, el vehículo permanece estacionado. Por lo general, mas del tiempo utilizable. * Los gastos públicos en la creación y mantenimiento de la imprescindible infraestructura. Los automóviles necesitan caminos, por lo general lo mas estables posible, y medios adicionales, puentes, túneles, señalización y mas aun. El gasto se traduce en enormes partes de todo presupuesto nacional, pero los economistas prefieren justificarlo aduciendo un agregado de eficiencia a la producción. Es decir, a mas caminos, mejor producción. Esto desvela a su vez la falacia de los conceptos de la economía moderna neo liberal, donde todo se traduce en “crecimiento y expansión”. Este modelo no tiene capacidad para calcular los daños y las “perdidas” del elemento humano. ¿Como se traduce, por ejemplo, el estrés en valores financieros? o los daños a los niños cuando pierden a su padres o estos a su capacidad de comunicación con sus vástagos. ¿Por qué el calculo macro económico no toma en cuenta los gastos de reparación de los daños producidos al medio ambiente, por ejemplo? Cómo, a su vez, se podría traducir en moneda contante, la sinergia que se lograría al acomunar las distintas fuerzas humanas. * Desterrar al globalismo comercial, devolviendo ante todo a cada nación geográfica su capacidad de vivir por sus propios medios. Una vez más, los conceptos de la economía de mercado neo liberales, tienden a promover el intercambio de productos entre las naciones. Esto fomentando la “eficiencia” de los mercados, es decir, lograr costos y precios de mercaderías lo mas bajos posibles. Esto, ademas de dañar la producción propia de cada zona geográfica, produce efectos colaterales mas graves aun. Primero toca a las costumbres y a los medios de cada sociedad, cuando aquellas se pierden o malogran al competir con otros mercados. Luego, la constante demanda de reducción de precios, golpea a las sociedades mas débiles. Sus miembros entonces, son obligados a trabajar por sumas cada vez mas bajas, muchas veces por debajo de lo mínimo necesario para sobrevivir. * El transporte internacional, a raíz del sistema de comercio global, aumenta de manera exponencial, el daño al medio ambiente. La cantidad de naves que circulan por los mares y océanos es cada vez mayor, como también el tamaño de estos vehículos. El deterioro de los mares y océanos, como el perjuicio a la fauna marina, tiene ya indices monstruosos. También el transporte aéreo origina graves daños a la atmósfera. Por supuesto, que la reducción sustancial de estos procesos se hace cada vez mas imperioso. El mundo entero esta en peligro.

Josef Carel

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