Suena el eco, un tormento
no te veo, no te tengo
¿has venido?
Ya no estás, ya te has ido
no te tengo y me ahogo
en el silencio de tu abandono.
Si me dejas
no me lo digas, ¡vete!
Cuando te vayas, no me mires
que tus miradas no lleguen
que no atraviesen mi cara
que mi corazón y alma
morirán, poco a poco
en la angustia de tu ausencia.
Salomé Moltó
