Abrojos en las hombreras en la ahuesada figura en la mirada Y en el sombrero rizos La ira silba En cuclillas Rosario balbucea Merodea el sol en los claveles de los maceteros.

Las gardenias se alojan en el abanico de quien escudriña silencios que retuercen confrontaciones.

Pernoctan en la pared renacuajos La humedad se desdibuja en la escarcha Se alinean en el jardín las macetas vacías Unas ventanas se agitan Se acomodan un perro y su esqueleto Juana hilvana miserias con ojos cansados.

En el hueco del insomnio desabrocho tu cuerpo con escamas y heridas Aliso el sueño en el ombligo abarrotado.

La matanza coagula El quejido secciona El soporte aflige escarba amputa Inocula -estéril roto perplejo- autonomía. algo así como

La voz desarticulada acota Ronda la resignación y se escabulle.