Frecuentemente, guardamos en lo más hondo de nuestros corazones un sentimiento de amor por una persona que ha influenciado, con su conducta, y con su talante, en nuestra vida, siempre suele haber alguien a quien mucho debemos y que de alguna manera y a través de las vivencias, ha configurado nuestra personalidad.
Mi abuela fue una mujer que se ocupó de mi en los primeros años de mi existencia.
A ella
por su amor, su lucha, su honestidad y entereza, le dedico este poema de c. vega, a guisa de denuncia de lo que tanto nos mortificó en aquellos oscuros años.
Yo acuso
.- Yo acuso a esa gran mentira
que el mundo llama “Clemencia”
Acuso al que vuelve el rostro
ante una lágrima ajena,
y a aquel en nombre de Cristo
hace o bendice las guerras.
Yo acuso aquellos que engañan
al pueblo con mil promesas
y al que del hambre o la muerte
hace acopio de riquezas.
Acuso al indiferente:
al que ni siente ni piensa,
ni de los pueblos le importan
la angustia ni la miseria.
Al político que miente
al que de verdad falsea
y al científico que vende
al mejor postor su Ciencia
¡Yo acuso a todo el que ofende
a una mujer indefensa!
¡Al que humilla a los vencidos!
¡Y al que al infeliz afrenta!
Acuso a aquellos que tildan
de “robo” lo que es “pobreza”
y a los jueces que así juzgan
y a la ley que así condenan…
Acuso a los fariseos
que en nombre de la “Clemencia”
Al que prometen un cielo
niegan el pan en la tierra….
¡Acuso a todo el que vive
de la desventura ajena!
¡Al que frustra una ilusión!
¡Al que destruye una idea!
¡Al que burla una esperanza
y con el hambre comercia…!
¡yo acuso a esa gran mentira
que se escuda en la “clemencia”!
Salomé Moltó
