Los guantes

.- Qué buscas?

.- Los guantes

.- Qué guantes?

.- Los guantes de lana, pues si no te has enterado, la temperatura ha bajado diez grados, estamos viviendo una ola de frio, las montañas están cubiertas de la nieve que ha caído esta noche. Así que espero que te parezca bien que me ponga los guantes¡

Le dijo Clara a su hermana mayor mientras removía los cajones de la cómoda, donde habitualmente guardaban un montón de pequeñas cosas que no utilizaban muy a menudo.

.-En estos cajones guardamos todos los enseres del invierno, claro y luego los usamos tres o cuatro meses, los volvemos a guardar y… chimpum… hasta el otro invierno. ¿Qué te parece? ¿cómo pones esa cara de asombro si es algo que hacemos todos los años?.

.- Pues porque no los encontrarás, se los dí a una chica que pedía limosna, que padecía frio y también le di la bufanda y el gorrito.

.- Empiezas a dar y a dar lo que te parece sin consultar, pues que bien, ahora si quiero unos guantes me los tendré que comprar.

La cocinera las observaba constatando sus desavenencias.

.- Siempre igual con su hermana y por unos guantes, cuando tenga que arreglar la herencia, no quiero ni pensar lo que puede pasar entre ustedes dos.

Virginia quedo muy sorprendida de la opinión de la señora que no sólo cocinaba, también hacía la limpieza de la casa.

Descubrió para su gran asombro, que todos tenemos opinión de los demás aunque no solemos mencionarlo y claro ¿qué pensaban los familiares, los amigos, incluso los vecinos de las dos hermanas? Seguía preguntándose a si misma, cuando al encender el televisor vio y oyó las noticias demoledoras, de grandes sufrimientos, carencias y miserias que muchas personas tienen que soportar, por un egoísmo exacerbado, por intereses desmesurados y por una total carencia de querer entenderse con los demás.

Volvió a entrar y abrazó a su hermana porque rectificar a tiempo es una gran cualidad.

Salomé Moltó