¡Para qué tanta comedia social!


* Caminos diseñados para evolucionar, vendrán a ser protegidos por la destreza del Ser Humano, desde siempre. Pero no hay que precipitar acontecimientos, cuando los fines no son concretos, superlativos. Estamos dotados de un alto nivel Cultural, para engrandecer toda clase de circunstancias. No será posible cosechar un final feo, torvo, falto de serena costumbre ética, sin que germine la emoción; justamente, desde el momento en que, sea Prosa o Verso, lanzados al mundo de las ‘ondas que eternizan los mensajes más llamativos, más convincentes y más deseados’. Las comedias sociales, siempre acompañadas de gran protagonismo, harán posible, mientras se transcurre la Vida y su Belleza, que los fines del Ser Humano, necesitan de la Solidaridad, para lograr la emancipación plena, de todo comportamiento, cargado de las grandes ilusiones soñadas.

* Pero hay ‘demasiada comedia’ entre los que se relacionan con las vibraciones de los demás; de los que siguen interesados por quienes crean sin descanso, los placeres emocionales, cuando están dotados del sublime encanto por el deseo, del cual se puede alimentar todo, incluso ante los fracasos encontrados, mientras se camina sin detener el deseo de los pasos, que terminan cuando ya está todo hecho, todo realizado y todo sentenciado para celebrar los años, muchos por cierto, que siempre fueron, minuto a minuto, el adecuado comportamiento, en tanto como fuera disfrutado, aunque en algunas ocasiones, sufrieran, a cambio del triste lamento, que siempre acecha; pero condicionando el talento y la fuerza, proporcionada por la osadía y la belleza rebelde, siempre determinante. Pero es excesiva la comedia que se despeja, a lo largo de tanto como sabemos soportar, mientras los acontecimientos, por error, son dignos de buscar, hasta encontrar ‘la culpabilidad de quienes viven¡, si, pero apagando toda clase de circunstancias, sobre todo en la conducta, que está dotada de intenciones, sin servir para algo.

* Cuando los instintos del comediante, deciden intermediar en los ‘deberes cotidianos’, van dejando huellas imborrables, ‘permitiendo identificar la autoría’, por mucho que se pretenda escabullir el bulto. Y es que escapar de las extrañas penurias -las mismas que surgen sin ser solicitadas-, será todo un escenario imposible de librar, imposible de huir, imposible de salir, por los cerros de -las selvas, todavía inexploradas-, con fauna sedienta, de voraz instinto para la Pelea Social. Pues siempre hay entre las costumbres humanas, algún que otro escenario, con teatro triste, falto de conducta respetuosa, desde donde improvisan las Ideas con mensaje inesperado; sin que fueran consideradas, ni aun en el peor de los casos, como imprescindibles para ordenar cualquiera que sea la circunstancia.

* El ‘comediante’, -bicho extraño entre las costumbres Sociales-, suele poner de moda el truco infantil de los valores inocentes -tal vez con apariencia-, porque todavía no fuera ejercitado el mayor de los estilos justicieros, en su forma de entender ‘la Belleza de la Vida’; sobre todo en la Sociedad que toca defender, a pesar del controvertido, entre las formas de entender la conducta humana; desde el firme propósito del respeto y la entrañable realidad, que permita gozar de cuanto debe ser cuidado, con el firme propósito de prolongar el bienestar y la conducta ociosa. ¡Toda conducta es sólo Teatro, en los ciudadanos y ciudadanas! ¡’Toda duda’ se deja mostrar, lo que de ninguna manera, será posible, entre los que desean prolongar la Vida!

¡Para qué sirve tanta comedia, señorías que gobiernan!

Colaboración de Floreal Rodríguez de la Paz

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