Prácticamente desde mi llegada, apenas un año después, ya estaba sumergido en la ancestral lucha de supervivencia de la nación israelí. Era la guerra de los 6 días del año 1967, como dio en denominarse por su corta duración. Era como respuesta a los constantes ataques árabes contra los poblados israelíes fronterizos. Dicha guerra significó la determinación de demostrar nuestro convicción de que Israel iba a existir a pesar de todo. Pero luego los combates de los que tomé parte se repitieron; 1970 en el canal de Suez. durante mas de un año, la llamada guerra de desgaste frente a Egipto. Luego en 1973, en dos frentes, Egipto y Siria, estuve apostado frente a Jordania por si se abría un frente mas. En el ínterin olas de ataques de terror se llevaban vidas inocentes en muchos centros urbanos.
Esta es una sucinta descripción del experimento personal de llevar adelante una vida normal en una situacion muy conflictiva, pese a todo. La finalidad del proyecto sionista era devolver al pueblo judío su condición de nación. Y no obstante con el correr del tiempo y frente a nuevos acontecimientos, se abrieron ante mi indicios de otras razones del conflicto, pero mas aun quizá, de las dificultades internas de la nación israelí.
Hasta aquellos tiempos acepté la difundida idea de que los árabes reclamaban que la independencia del Estado de Israel estaba ligada al desplazamiento de la población local. Entonces se mencionaban posibles soluciones, destinadas a apaciguar las demandas árabes, como ser indemnizaciones económicas. Las conquistas territoriales por parte de Israel del 1967, abrieron ciertas perspectivas de negociación, en particular frente a Jordania, un país monárquico pero estable. Pero con el correr del tiempo, por una parte se corrió el velo de ciertas intenciones políticas y por una sección del sionismo, el religioso.
También surgió en pleno la ideología del Islam extremista, centrada en un rechazo absoluto a todo tipo de nacionalidad judía. Mas aun, adoptó un odio abismal contra los enemigos mas acérrimos de Mahoma, el creador de dicha religión. Podría ser hasta divertido si los hechos que llevaron a dicha aversión no hubiesen tenido un final tan grave. Mahoma basó sus pautas para crear esa nueva religión en las enseñanzas de los propios hebreos de las comunidades asentadas en Arabia, entre quienes convivió durante muchos años. Incluso recibió apoyo de estos. Pero ocurrió que al momento de la verdad, los judíos no lo aceptaron como verdadero Mesías lo cual provocó una reacción de ira y cólera. Entonces Mahoma declaró abiertamente a los judíos como su mayor enemigo y hasta mando a matar a toda una tribu. Mas luego sus seguidores terminaron con todas las comunidades restantes en las Península Arábiga.
En años previos al Estado de Israel, uno de los lideres palestinos mas notables, Amin El Husseini, cuando ocupaba la función religiosa mas importante, se declaró de manera absoluta opuesto al establecimiento de la nación judía. Esto siguiendo los preceptos inculcados a partir del propio Mahoma. Se puede señalar a ese personaje y a su época, a partir del 1921, como el creador de los grupos terroristas mas obstinados hasta nuestros días. Entonces se descubren los verdaderos fundamentos del conflicto árabe contra los judíos. No la ocupación de territorios, nada de eso, ni siquiera un centímetro de tierras palestinas, tan solo principios pueriles, que provocaron la «resistencia» islámica contra los judíos, todos. Probablemente se trata de una especie de narcisismo patológico, por el cual el individuo, o en este caso el grupo, es incapaz de reconocer la existencia autónoma del otro.
Pero veamos el otro lado de las cosas. Desde cierta sección del sionismo, el religioso. La guerra de los 6 días, en el año 1967, abrió una caja de Pandora, pero a diferencia del mito griego, al ser abierta no escaparon de ella todos los males del mundo. Se desveló un principio básico de la religión judía que el sionismo laico parecía haber olvidado, el mesianismo. Los promotores del movimiento sionista separaron de sus fuentes toda mención al contenido religioso de la nación judía. Tendría que ser un Estado Laico, aun cuando se respetasen las creencias religiosas, estas tenían que ser particulares. Una tácita separación de estado y religión como en muchos países modernos de Occidente.
Y no obstante, el mesianismo está implícito en toda practica comunitaria judía y tiene sus bases en la misma creación del pueblo a partir del patriarca Moisés. Probablemente los penosos acontecimientos durante gran parte de la historia del pueblo de Israel, motivaron la búsqueda de renovadas esperanzas de supervivencia en una imagen mística cercana al mismísimo creador.
Durante la extensa época de la diáspora hebrea, luego que fueran obligados al exilio desde el año 70 de nuestra era. Por la dispersión por los puntos cardinales y la falta de una directiva central, derivó en divisiones diversas. Mientras una parte de los exiliados trataron de asimilarse a las naciones anfitrionas, adoptando las costumbres y leyes locales. Otra sección se concentró en resguardar los principios absolutos de la religión sin desechar ninguno. Por sobre todo, resaltaron al mesianismo como fuente de esperanzas para la redención. Pero también este numeroso grupo, mayormente ubicado en Europa Oriental, se dividió en cuanto a la acepción del propio Mesías. Así, mientras una parte fundamentó sus comunidades en la simple falta de acción ante la pretendida llegada de aquel, apenas orar, estudiar las leyes y cumplir estrictamente con todas las duras reglas de la Torá. Pero otra sección de estos mesiánicos, alegaron que había que motivar y actuar positivamente, manipulando de esa manera la redención mesiánica.
En cuanto al movimiento sionista, aquel primer grupo mesiánico se opuso firmemente a la recuperación de la nación hebrea. La otra parte que se denominó Sionista Religioso, aceptó el reto de contribuir al levantamiento de un Estado Judío. Pero, y este pero es sustancial a los hechos actuales, ellos vieron en la creación del estado, apenas un primer paso para lograr la redención bíblica. Uno de estos, quizá el primordial era recuperar los territorios de antaño, remontándose incluso a las conquistas del Rey David, miles de años atrás. En general, pero también de manera exclusiva, este grupo del Sionismo Religioso ven en el Rey David y su temible historia de conquistas y expansión el mayor ideal en cuanto a las acciones necesarias por parte del pueblo judío para adelantar la redención mesiánica. David unificó el reino de Israel con Jerusalen como capital. Conquistó y subyugó 4 naciones y sus territorios nacionales. En su tiempo, se estima, la población total del reino unido de Israel, sumaba unos 9 millones de habitantes, y de ellos David conformó un ejercito de 1,5 millones de guerreros con cuyo poder llevó a cabo sus conquistas espectaculares. Dicha idolatría conformó una ideología que algún historiador comparó a Esparta, aquella nación militarista que poseía ciertas dotes de narcisismo nacional.
No obstante, durante la lucha del sionismo por integrar la novel nación hebrea, aquellos grupos parecían ser marginales. Los ortodoxos que rechazaban la sola mención de una nación laica, y se negaron a tomar parte de sus instituciones, sumaban apenas unas miles de personas y vivían en sus guetos aislados. Los mesiánicos Sionistas Religiosos eran unos cientos apenas. Pero lo que no tomó en cuenta el líder sionista Ben Gurión, al inicio del Estado de Israel, era el crecimiento demográfico acelerado, pues dichas familias se procreaban mucho mas que las laicas. Entonces resultó que su peso electoral en el sistema parlamentario de Israel, llegó a darles un poder mucho mayor que su lugar en la población.
Aquí llegamos a nuestros días y a la gran problemática de supervivencia de Israel y las limitadas probabilidades de soluciones al arcaico conflicto. Desde el Islam yihadista, esa de la guerra santa, se destacan las organizaciones que amenazan no solo a Israel y sus nacionales judíos, también pretenden castigar a las naciones alineadas con el Occidente cristiano. Estos países no responden a las premisas de Irán, que demanda la supremacía en el mundo árabe.
En cuanto al conflicto interno de Israel, la división política entre los laicos fundadores del estado y la derecha fascista. Esta ultima esta conformada por un nacionalismo anti árabe que considera al mundo musulmán una amenaza existencial para los judíos. El complejo de persecución a través de los siglos, con bases reales en el cristianismo antisemita, se traslada al conflicto mismo. Esto demanda, de acuerdo a la ideología del Sionismo Religioso, un constante estado de guerra y el dominio político y militar de los pueblos subyugados. Las colonias establecidas en los territorios conquistados desde el año 1967, suponen para el Sionismo Religioso, la prueba mas evidente de que «Dios está con nosotros».
El brutal ataque de Hamas el 7 de Octubre del 2023 significó un tremendo golpe para la nación judía. Miles de asesinados civiles y heridos y cientos de personas secuestradas aun en manos de Hamas, un año después, dividen al pueblo y sentencian su futuro. Mientras las familias de los damnificados y mucha gente de la parte laica, luchan a brazo partido para negociar la liberación de tanta gente, el gobierno actual dominado por la extrema derecha, festeja la situación. Según estos, el supremo esta señalando el camino para devolver a la nación hebrea la gloria de la época del Rey David. Para ellos, se puede sacrificar a algunos cientos de personas en favor de la finalidad gloriosa de la nación. Las ultimas noticias al respecto se refieren a la preparación de nuevos asentamientos en las partes «liberadas» de Gaza. Hasta ciertas partes de los comandos militares parecen apoyar a esa gente.
Entonces, para quienes anhelamos un modo de convivencia en paz con nuestros vecinos, todo esto significa un gran temor y desilusión. Una parte importante de la población llevamos en nuestras venas la ideología de la supervivencia por medio del acuerdo. Pero ese militarismo espartano nos deja… «con el corazón en la mano».
Josef Carel
