Recuerdos que van y retroceden


A veces me pregunto que cantidad de vivencias guardamos y cuantas otras olvidamos. Serán las que nos hacen felices o bien el contrario las que nos frustran, me pregunto. Indudablemente que aprender de la vida es sin duda recordar unos acontecimientos que por supuesto nos han sorprendido tanto en positivo como en negativo.

Y esas hermosas vivencias de los viajes hechos como fue visitar Israel y gozar de la amistad y la hermosa acogida que mi hijo y yo pudimos disfrutar y así voy viendo los cuadros y las imágenes que decoran el comedor, bueno salón, escritorio con el mapa de Argentina, que cuando lo veo, vuelven a mi mente, los días con los amigos en Junín, Rosario, Mar del Plata y Buenos Aires y ver bailar un tango, algo maravilloso y bueno viendo los demás cuadros, el muro de las Lamentaciones, la torre de David, de Jerusalén de Israel y más allá Le Mont Saint Michel, con su baja mar y sube mar cada día con catorce kilómetros y las tierras movedizas. Cuantas personas murieron intentando salir a destiempo. Parece ser que los frailes tenían un perro adiestrado que sabía ir y venir sin sucumbir en las aguas fangosas. En la cumbre se puede observar una especie de iglool, una especie de cabaña totalmente cerrada con un agujero en el centro. Entras dentro y ves aunque todo esté a oscuras una mesa y encima un mapa del cielo. Le pregunto a nuestro guía para que servia aquel agüero en tanta oscuridad y me responde que con aquel agujero los monjes estudiaban el firmamento.

No sólo puede ser divertido viajar por ver hermosos paisajes, monumentos antiguos con sorprendentes historias, es una buena actitud para saber de nuestro pasado que por supuesto nunca ha sido “encantador” como nos querían hacer creer.

Lo que mucho me sorprendió fue nuestra visita por los Châteaux de la Loire, hay más de cuarenta, en uno, Catherine de Medicis, venía de Italia y se casó con el rey francés, en una de sus habitaciones cubiertas de madera, le daba con el pie al ladrillo y se habría una hoja de madera y se veía un pequeño armario con el veneno que solía usar contra sus contrincantes o enemigos, supuestos me parece. Lo más curioso es que sus doncellas llevaban una sortija con una piedra preciosa, el pequeño recipiente contenía el veneno suficiente para envenenar al personaje que se veía obligado a beber en honor a la reina, días después quedaba muerto.

Es así que los nobles se autoenvenenaban parcialmente en casa y la dosis que tomaban con la reina ya no los mataba, me pregunto si no fueron estas personas las que inventaron las vacunas en vez de Louis Pasteur que lo hizo contra la rabia. Hoy hay personas que están en contra de las vacunas y lo sorprendente es que no saben el porqué

Bueno, viajar enriquece y si preguntas causas y efectos de lo que ves aún más, si te responde claro está.

Salomé Moltó

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