Fuera cierto que pasamos el tiempo pensando y derrochando “lo que sea menester”; aunque en el derroche, dejemos rutinarias formas de entender ‘muchas cosas que vienen sucediendo’, sin más remedio que poder contarlas. ¡Nunca se entenderá por qué somos tan absurdos! Se podría ser de mil formas diferentes y no rendir nunca homenaje al despilfarro, sobre todo en lo referente ‘al comportamiento de los humanos sentimientos’. Y eso que no es verdad que ‘lo sucedido hasta nuestros días de hoy mismo’, tenga necesariamente que ser lo más práctico. En lo que fuera realizado, bien que se debe hacer alta critica, pues nada resulta como lo presentimos. Y cuando ‘el tiempo de la Vida se difumina en la Nada’, ¡vaya! Qué lujo se vislumbra entre las tinieblas del futuro inmediato. ¡Tinieblas, siempre! Pero no hay que desistir en que es posible la diversión, con el disfrute de las mejores promesas; siempre predispuestas a salir ilesos, junto al mejor de todos los resultado posibles. ¡A lo hecho, pecho; que diría desde cualquier aventura! Y es que va siendo ‘hora ya’ de que tenemos el deber, pendiente de sociales climas; es decir, la Alegría y la Concordia. Y no es que sea imposible ‘la reseña’ de cuanto fuera creativo para que podamos caminar sin trabas. En lo que sucedió se encuentra nuestra identidad más sorprendente. Pues, que sucedieran los hechos probados, no certifica que ‘merecimos otra suerte’.
Y es que es hora también de que sepamos lidiar las prometidas formas de vivir, sin que medien los canallas, los vendedores de sueños, los ejercicios circenses, las angustias indeseadas, los malabares sueños; y las deudas en el pensamiento, aunque nunca se lograse apaciguar las costumbres destructoras en todo. ¡Más parecemos el desajustado interés, por que ya fuera experiencia de otros tiempos. Si supiésemos resolver ‘las dificultades’ ¡otro gallo cantaría! Y no importa demasiado que dejemos las costumbres fijas, mientras seguimos caminando con el paso triste de los horizontes que debemos lidiar cada día. ¡Seamos más coherentes ante la realidad que, según sea necesario, tengan que desenvolverse ‘a toda prisa’ sin que debamos perder el lujo que nos toca disfrutar. Es cierto, estamos avanzando -desde la Cuna que nos parió- convencidos de que ‘los ideales que defendemos’, tengan que dejar su sello de identidad. ¡Nada cambia! Si no es que somos capaces de convertir la tristeza, con el sobre nombre de nuestros intereses más preciados; en otro horizonte, que, casi nunca es de otra forma; y que mantiene los ‘deberes zurcidos’, porque no somos capaces de inventar o crear otra mejor suerte: ‘Y así nos va! Precipitados por esos senderos del desierto Social, al que estamos sometidos, porque así lo deciden las políticas ‘que supieron inventar y aplicar’ los de siempre; señores y señoras que lo dan todo por la desorientada Ley, por la que estamos pagando, todo lo que producimos y diseñamos, para que no fracasen los enormes proyectos de vida -a prolongar-, hasta que ‘un día’ se apague todo, y la oscuridad sepulcral, deje la otra orilla de los océanos tangibles para otro posible, ya sin luz, ya sin criterio, ya con un escenario incalculable, donde poder proyectar ‘lo que debe ser y lo que pueda existir, más allá de nuestro raciocinio’. Y es cuando “la otra verdad que espera ser conocida”, ponga en marcha de otras costumbres, otras formas de creer, otras maneras, desde donde poder brindar ‘la nueva realidad’: ¡Ahí está el secreto! Por el que apostamos sin más conocimiento de Causa, que, el de ‘encontrar lo esperado’, sin que necesariamente “debamos esperar algo, desde la nada”. Y al desaparecer, o alejarse la ‘sublime belleza’; las tinieblas correrán la cortina de lo que Fuera, Es y Será, lo venidero, lo intrépido ya, lo insondable y lo trascendente. Y siendo la Vida un Placer de lo más estimable; será necesario saber encontrar lo conveniente, lo cierto, lo verdadero y lo más racional, encontrado desde ‘aquella Cuna Primera’, desde donde lo primero que aprendimos es a Llorar; eso sí, a grito pelao; -Que diría la Parturienta sonriente-.
Floreal Rodríguez de la Paz
