Se comentaba y con bastante acierto, que estamos llenos de una multitud de información, no damos abasto para controlar cuanto nos llega y pasamos el tiempo mirando el móvil, y claro ya un poco más creativos escribiendo textos, de un sentir, una opinión y un querer ir un poco más allá de lo que nos inquieta enormemente.
Tal cantidad de información superficial y repetitiva nos aturde y nos resulta difícil de valorar todo cuanto nos dicen.
Esta éra la idea que me preocupaba pues ello nos ausentaba de una meditación profunda con el fin de encontrar las soluciones a los problemas y dificultades que nos asisten.
Y más me sorprendió cuando Lidia, mi vecina, así como si hubiera leído mi mente me repuso un “No te preocupes, las cosas fluyen a su manera y ya las resuelves cuando llegan, porque si te preocupas con antelación resulta que padeces los inconvenientes y los problemas varias veces, y con una vez es suficiente, claro que puedes estar mejor preparada si sabes o intuyes lo que va a venir”
.- ¿Cómo sabe todo eso? Y lo que me puede preocupar?
.-Ser vieja tiene sus ventajas, solo mirando tu cara, es como ver la mía en un espejo de años atrás claro.
.- Y, ¿encontró la solución a sus problemas?
.- No siempre, porque muchas veces no depende de ti, pero ayuda mucho no hinchar las cosas, porque a veces son una manera de intentar justificar nuestra situación.
.- Sí, algo de eso se yo. Usted no se inmutó cuando su marido le fue infiel y se marcho con una joven y cuando volvió ….
.- No no me preocupé lo más más mínimo, pues yo ya lo había hecho tiempo atrás y ese fue el motivo de nuestra separación, yo me quedé con más de la mitad del patrimonio y dejé de aguantar a un “tio” que ya nada le funcionaba.
Aquella conversación me llenó de tristeza, no tanto por una actitud extraña en muchas personas, sino, que unos jóvenes se conocen se enamoran y después de muchos años viviendo llenos de amor, acaben despreciándose.
Salomé Moltó
