Pedro


El patio era pequeño y cubierto de plantas, en medio una puerta ancha y bajita, había que inclinar un poco la cabeza para poder entrar. En cambio el color de la madera era brillante. Pensé que las dos mujeres que compartían la vivienda eran muy hacendosas. - Compra el pan y la leche y yo … Sigue leyendo Pedro

Paloma


Ya veo que has vuelto, no queda ni un sólo grano de arroz del que deposité en el anaquel de la ventana. ¡Tenías hambre! Ya sé, igual que siempre. ¿Pero qué pasa? Te veo más agitada, más nerviosa. Antes tu pareja encovaba a los pequeñines, hacía de clueca y tu podías ir más lejos a … Sigue leyendo Paloma

Buscando en los estantes o cargar la mochila


A veces pienso el tiempo que empleamos buscando cosas en los estantes de la biblioteca, libros cuadernos de vivencias, recuerdos y acontecimientos que, queramos o no, marcan nuestra existencia. Envejecer será posiblemente ir cargando la conciencia, el alma, el cerebro, los sentimientos de una cantidad de cosas que tiempos atrás ni pensábamos que podríamos hacerlo, … Sigue leyendo Buscando en los estantes o cargar la mochila

Una carta solidaria


Me ha gustado mucho tu carta, Marieta. Es verdad que han venido a verme al hospital muchos de nuestros amigos, familiares y vecinos. Muy agradecida a todos ellos por supuesto. Entraban en trompa, todos hablaban a la vez, todos interesados en saber cómo había ido la operación. Después han desaparecido todos, enterados de que no … Sigue leyendo Una carta solidaria

Verde


Oscila en el aire un verde intenso El hilo sincroniza el movimiento Llora un niño su desilusión Globo.

Sobrevolar, revolotear


Indóciles claros oscuros sobrevuelan los umbrales de la aventura Un meneo frágil fisura el cuerpo compacto Revolotean indulgencias en los ojos áridos Hincada Adriana zurce tajos ensangrentados.

La mecedora


Susurran las plantas y el fuego rechina en el jardín La mecedera atempera la asfixia del remordimiento.

Indagar


Ráfagas ligeras envuelven la palidez de la mujer Una sombrilla de luna observa el mar en su enojo La arena despreocupada se pasea en la cintura Un magnetismo aparente enjaula las pestañas mientras indaga con la mirada los zarpazos del mar.

Basta


El calmo hastío degrada el encierro Los huesos pesan amazacotando las vueltas Recoge la mirada los ojos gotean La botas anuncian la soberanía del látigo Fósforos de carne se encienden y cercenan Emancipado ese animal huye.

Algo


Prende la impaciencia en el templado rostro mordisquea el insomnio Ahuecada, algo ella se persigna.