* La Ley no la hacen los expertos en ‘humanismo’. Tiene otro soplo, para que sea posible su pensamiento. Estudié estos pormenores enclaustrado -mientras se cumplían veinte años de claustro (por ser libertario)-; siempre interesado por ver las diferencias, entre ser ciudadano -’no más que esto’-, mientras las leyes despejan, si merece tenerlo encerrado; o si paseando ‘libre’ por la Sociedad gobernada por quienes encierran a los que no son de los mismos sentimientos; para ser desaparecido, durante ese “tiempo robado a la Vida personal”. Nunca desestimaré comentar ‘hechos’ que soportaron la tortura, en los tiempos autoritarios de la dictadura detractora militar -1936-1939- en la España que pertenece a millones de seres humanos; ciudadanos que tuvieron que sufrir el calvario del clima turbulento -bélico-, sin que les fuera concedido el derecho de la misma Vida protegida. Cerramos los capítulos de la Vida, mientras se posponen las Albas, junto a los Crepúsculos adorables.
* Pero obliga la propia naturaleza a seguir los caminos trazados; sobre todo cuando -a ciencia cierta- siempre dejan imborrables huellas. La mayor experiencia conocida por la humanidad, de lo que más puede alardear, es haber conocido la costumbre ‘del sufrimiento permanente’. Pues queda la patente certificada cuanto se desarrolla entre los placeres privilegiados de los que disfrutan las prebendas; las más selectivas del universo de la comunicación.
* El humano viene dejando su propia huella; su orden personal y todo lo que su propia imaginación muestra, en el teatro, que siempre es y será la Vida. ¡Nada más poderoso que “que los sueños”, desde donde siempre -hablan consigo-, hasta lo más estentóreo. Aunque se deba considerar, ‘los sueños’ -en su preferencia-; ya que nunca se prestan a ser marioneta de los demás. ¡Cada cual tiene sus propios delirios, entre lo posible y lo inalcanzable! La Ley, las Leyes en general, van surcando extensos océanos del pensamiento. Y casi nunca cumplen ‘pues diseñan desde el silencio del legislador’ reclamando respeto en la pretensión; desde el mismo momento en que la plebe; cuida bien la finalidad.
* Las leyes ‘Sí’, son necesarias -no obstante-, pero no tanto en la toma de decisiones cultas -si es que se lograse tal mérito; desde, sobre todo en la conducta de quienes diseñan formas de Vida; puesto que debe ser el mayor respeto para la ciudadanía en Sociedad Sociable. Las leyes que se practican, cuando se debe considerar “ser gobernados”; vale, pero Las Leyes deben ser gobernadas sin maldiciones erróneas. No tiene sentido el espectáculo de “la equivocación malversadora”. Las leyes no saben disimular ante los fraudes improvisadores, abundantes, por cierto; esos que impresionan desde lo más sorprendente. Y no son necesarias las cárceles para corregir atropellos sociales, valorados en sumas millonarias; porque así es la realidad que cierra capítulos sociales, con el mayor grado ausente de vergüenza con dominación política. Sorprendidos, por aquello de que “se sabe gobernar la Sociedad”. Pero no se sabe educar, cuando se tiene por fines concretos, a los depredadores ‘oficiales’, en el poder’, presumiendo de Fama en los discursos emisores, a los que nos tienen acostumbrados. La Sociedad está cansada de estar sometida a los caprichos burgueses. Y no será posible jamás, que todo lo bendecido por el ‘dinero’, vaya a cambiar la conducta de ‘los ricos y los pobres’: La circunstancia “de ellos”, será sometida -siempre- al grito rebelde de la necesidad. Para esto no se ha encontrado la solución todavía. Aunque merece crítica severa, los malditos residentes de la realidad acosadora, no termina por que surjan críticas de osados esperpentos. No es creíble entender, que se pueda separar el éxito, de los falsos sentimientos personales, sin la ética natural de los hechos; siempre necesario para sonreír, sobre todo ante la belleza ilusionada; buscando los caminos verdaderos de las Albas y los Crepúsculos, que suelen ser “cada día a día”. El problema Humano son las Leyes que suele crear para sus niveles de existencia, sobre todo en la ‘jungla civilizada’. Vivimos ateridos; vivimos anclados en puertos sin salida para navegantes; vivimos aterrados por cualquiera que sea el horizonte elegido. Vivimos aplastados por el peso inapropiado de Leyes acosadoras, contra la supervivencia perseguida.
Floreal R. de la Paz
