Rosa entro en la tienda y alargando la mano le mostró al dueño de la joyería una perla que brillaba en sus dedos.
.-¡Vaya, qué preciosidad! Supongo que viene a venderla o…..
.- No, quiero saber qué me puede dar por ella y también del resto del collar. Son diecisiete perlas de diferentes tamaños.
.- Pues no sé, las tendría que analizar y….
.- Vale, volveré, pero aproximadamente?………..
Rosa salio de la tienda sin ninguna respuesta cierta. El joyero continuó su tarea de cada día, pues se ceñía a la elaboración y reparación de todo tipo de joyas que las personas le traían cada día. Algunas quedaban muy hermosas y las señoras podían lucirlas en acontecimientos sociales a los que acudían.
Aquella semana había atendido a una chica joven, preguntando por una sortija, muy hermosa que su abuela, que acababa de fallecer, le había dejado como herencia y cuánto le podrían dar por ella. Cuando don Genaro, el joyero le dijo lo que estaba dispuesto a pagarle por la joya, la muchacha le lanzó una cruda mirada y se fue a toda prisa. Cuantos desencantos y sutilezas contiene este duro trabajo, los que van con las joyas quieren obtener la cantidad de dinero lo más elevada posible, el joyero conseguir el mayor beneficio y ahí se entra en un tira y afloja entre una parte y la otra.
.- Yo tengo que pagar de inmediato y es posible que la perla se quede en la estantería durante mucho tiempo ¿qué beneficio obtengo yo?.
.-Bueno, a la postre aunque un poco tarde, usted es siempre el beneficiado, esas personas las guardarían para siempre porque la mayor de las veces son recuerdos de momentos de sus vidas…0 ¿no?.
.-Bueno, eso si, pero la moza que usted vio ayer, se las había robado a su abuela.
.-No me dijo que las había heredado pues su abuela había muerto?que descanse, buenas noches¡
La vecina salio a la calle y anduvo un poco, hasta el tercer edificio que era donde vivía. Unas semanas después oyó la sirena de la ambulancia pasar a toda prisa. Una banda de ladrones habían asaltado la tienda y atacado al joyero. La vecina fue a visitarlo al hospital.
.-Esta vez ha sido un verdadero drama y según me han dicho usted les hizo frente sin ningún miedo. ¡Hay que ser valiente y total por unas “piedras”, bueno, joyas.
.- Tiene usted razón, cuando me reponga cierro la tienda y me voy a disfrutar de la vida, a viajar, a comprarme lo que me guste ….
.-Sí, goce de la vida tanto como pueda y deje de ser tan rácano. Al fin y al cabo, podrá tener muchas joyas, pero vida sólo una…..
Salomé Moltó
