Andaba algo preocupada por ver cómo iba a pasar el otoño y luego, claro, el invierno, aunque para las fiestas navideñas, la familia viniera a visitarme.
Hacía bastantes años que me había divorciado, pero seguí trabajando en la biblioteca y en la edición de libros y ahora se me quedaba una buena jubilación. Cubriría bien mis gastos, podría pagar a la joven que vendría a hacer la limpieza, al jardinero que me cuidaría el jardín y la piscina y….. Así iba dándole vueltas a la nueva vida que iba a emprender y sobre todo, estaba contenta pues había un grupo de mujeres más o menos de mi edad con las que pasaría un rato de charla.
Lo más sorprendente llegó unos días después. Una joven vino a visitarme, era la hija de la amante de mi marido, llevaba un bebe en los brazos.
Me dijo estar pasando por una difícil situación y que necesitaba una ayuda económica para poder ocuparse de su hijo, un bebe con sólo dos meses.
.- Por qué no se lo pides al amante de tu madre? ( o sea a mi marido, bueno a mi ex marido que se largo con tu madre y quizás tu seas su hija¡
.-No, yo soy hija de otro amante que tuvo antes de su marido, mi madre se lo gasta todo en el juego, es ludopata, bueno creo que se llama así. Y no puede ni ocuparse de su nieto, así que una ayuda suya sería muy importante.
Reconozco que me toco el corazón.
.- Bueno, espera voy a ver en qué puedo ayudarte.
Me fui a mi habitación y busqué en la cajita de ahorros por ver cuanto dinero le podría dar. Al volver la joven se había ido, Me senté en el sofá sin dejar de pensar en la cantidad de problemas que nos asisten y siendo joven tendría que trabajar y además cuidar del niño. Mi cabeza iba con un motor sin saber de que forma esta joven podría superar tan difícil situación y que seguramente se había ido pensando que yo no le daría ninguna ayuda.
¡De repente oigo un llanto¡ miro el sofá que quedaba más al fondo y veo al bebe envuelto en una pequeña manta, me quede estupefacta, se había largado y me había dejado el bebe.
La puerta quedaba abierta a un montón de problemas a los que tendría que hacer frente, miré al bebe y me soltó una sonrisa, sentí que el corazón se me oprimía.
Salomé Moltó
