Cuando redoblan las campanas, un angosto rumor, comienza a despertar la curiosidad de todas las alarmas espectaculares de lo reprobable. Y se precipitaron las emociones, dejando un eco inmensurable. Después se dejaron ver los Valores secretos del horizonte, nunca logrado. Aquello que surge cuando perdemos el timón de la Nave: ¿la intención? ¿el coraje? ¿lo cierto o incierto? ¿un nuevo espejismo? ¡Tal vez la intrepidez! Pero la Nave sigue siempre su ruta, aunque sea desconocida. Pertenecemos al Arte de las emociones; al Arte de poner el cascabel al gato; al Arte del derroche; al Arte, sobre todo, de los Amores al disfrute de la Vida. Y es que es muy posible que los seres humanos estemos doblegados al Arte de la subsistencia. Y la Nave se desliza por encima de toda circunstancia, dejando la estela de su Fuerza y Tesón.
* Cada momento deja su estigma; su firme apasionamiento; sus versos y poesía; sus destellos brillantes; sus músicas y canciones: Que luego, más tarde, después de que las noches apagan la belleza y clamor de la Luz; es cuando resulta que se ponen todas las manos humanas a crear, para si mismo, la destreza del candor, vibrando el lujo de las escenas más destacadas; que siempre son, saber venir, saber caminar y saber ilusionar. El Mundo es la Vida, porque la Vida es el Mundo. ¡Y no hay más cosas que proteger y defender! Lo demás son intereses, invasiones de depredadores; que bien saben despejar desde la Usura, por medio de la ignorancia -muy comedida-, junto al equivocado andar, porque es donde se encuentran las aberraciones, al no dejarse corregir, porque “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Siendo aquí donde la Critica forma parte de las luchas sociales y las luchas con esfuerzo y fuerza rebelde; puesto que los seres humanos poseen el criterio alternativo; y -por ello- tenemos que impedir que duerma sin la enmienda correspondiente. La mejor ‘parte de realidad’,-no se sabe si es lo verdadero-, puede tener la gran prueba de cuantas formas innecesarias hay, para que sea posible “la Felicidad”. ‘Nada de esto es imposible’. Sólo será necesario poner ‘cada uno’, aquello que “deje de ser un Sueño”. Es decir, lo que pondría en tela de juicio, -que lo solucionara- y poder disfrutar “tantas cosas”, que suelen quedar escritas en el aire: ¡Y nunca se disfrutan! Siendo lo más destacado de cuanto es capaz de ‘hacer el Ser Humano’: Crear, concluir, dejar de vivir a los demás y estar al lado de “los experimentos que suelen programarse en silencio”. ¡Decir verdades, en muchas ocasiones, es tanto igual que forzar el pesado caminar que siempre queda por finalizar. La esclavitud es la supremacía, con finalidad de instinto militar. No será fácil entender que tengan que conocerse escenarios -en 2026- con esclavos, que pueden ser incapacitados, por arte de disciplinas férreas, gobernando pueblos enteros, sólo para dominar situaciones cotidianas.
* Y siempre se dijo que pudo desarrollarse todo ‘de otra forma’, naturalmente que Si; pero los llamados ‘perritos políticos’, que nunca fueron capaces de Sembrar concordia; fueron y seguirán practicando el cenobitismo -costumbre propia-, desde donde se multiplican los voraces instintos de la contradicción. Es muy triste, que se tengan que mantener ciertas costumbres, con la única ambición, que difumina la realidad; mientras se debe cumplir “el deber Culto y las formas que no deben faltar ‘en la vida de los ciudadanos’, para que sea posible “lo imposible” de leyes fatídicas del autoritarismo, instaladas en la ética Social. Son demasiadas protestas; son las vicisitudes de los acontecimientos que suelen desviar al desierto de la confusión. ¡Mejor que esclavos, será siempre cualquier otra interpretación de la Vida. Y, cómo se arruga la humanidad, cuando se estanca, sabiendo que “unos cuantos viven la Vida opípara mente. Y no es ley de Vida; es otra cosa; es ley de unos cuantos intereses sociales, que vulgarizan cualquier proyecto -de Vida mejor-; pero, ahora sí, a cambio de fines lucrativos. Entre la Vida de los Humanos, se puede certificar que ‘hay lobos sedientos’, que buscan -y lo consiguen en su gran mayoría-; lo que sirve para enriquecerse y escapar de sus propias leyes, que fueron legisladas, para sobrevivir en la opulencia poderosa de los trucos del capitalismo -especialmente burgués-. ¡La esclavitud es obra del depredador! Es igualmente, obra de las infructuosas, ‘por cierto, miserables políticas’, que son costumbre de la gobernabilidad de los estados legisladores; para que cumpla el presente Ciudadano, que siempre está sometido a las reglas del juego capitalista; por cierto, bendecido por las diferentes iglesias, en el Universo. ¡La esclavitud tiene sus Verdugos avezados!
Floreal Rodríguez de la Paz
