A modo de introducción


En el devenir de los tiempos, los pretéritos como los presentes, siempre nos cuestionamos eso tan esencial, básico e incomprensible a todos los niveles: ¿Cual o cuales son las razones de ser del hombre?.

El ser humano y su comportamiento, han implicado siempre una infinidad de planteamientos símiles y las consiguientes respuestas, vertidas en inmensas cantidades de medios. Pero amén de la publicidad dada a tales teorías, posiciones y conceptos, vertidos al publico para su discurrir, han servido de base para la creación de doctrinas de todo tipo. Aquellas que se volcaron a la adoración de divinidades, que así suponían, ostentaban las respuestas que sus acólitos esperaban, porque podían explicar su propio existir.

Probemos a imaginar un primigenio ser humano recién llegado al mundo, en condiciones primitivas, sin el apoyo de algún tipo de experiencia anterior de congéneres. Como hacer para alimentarse, como defenderse de la acción de la naturaleza a su derredor: las inclemencias del tiempo, el asedio de animales salvajes. En general de toda adversidad que pudiese existir en el medio en el que se encuentra y en el cual debe nuestro ser desarrollarse, si es que ha de optar por sobrevivir y no sucumbir.

Este sencillo y exiguo medio que aquí describimos, no necesariamente tendría que ser el único o el mas típico, pero a los efectos de nuestra somera hipótesis, sería suficiente.

Así, suponemos a nuestro ser extasiado por una parte, pero sumamente temeroso por la otra, lo cual supone algún tipo de experiencia sensitiva, que posibilite dicho estado de éxtasis, o ademas, sentir temor de algo, tal vez de lo desconocido. No obstante, le estamos otorgando a este ser desde el vamos, las características que son propias de nosotros como espectadores y no necesariamente las que realmente posee. No deja todo esto de ser sino una especulación, pues no habría aquí ningún modelo de aseveración científica. Deberíamos haber podido estar allí en persona, para documentar lo ocurrido, y como es sabido nadie de los presentes podría haberlo realizado. Podríamos contar con documentación adecuada, pero también en esto estamos escasos. Por ello el método remanente sería la dialéctica Hegeliana o Socratica en búsqueda de los elementos exhaustivos del dialogo lógico.

Aqui estamos entonces, hoy aqui para iniciar un dialogo basado en refelexiones y que con toda la intención del mundo nos lleve a propuestas concretas.

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