NAVIDAD 2018


Luz Mery, mi hija mayor y Gustavo, su esposo, me invitaron a pasar la Navidad de este año en su casa de Suba. En años anteriores, la pasamos fuera de Bogotá.

Como se me dificulta caminar, hicieron arreglos para recibirme y atenderme, por lo cual, agradecida, acepté estar con ellos desde el 10 hasta el 25 de diciembre.

La casa está ubicada de tal manera, que recibe sol por la mañana y por la tarde. Al esposo de mi nieta Luz Adriana, se le ocurrió hacer un mini jardín, en el frente de la casa, en el que, además de flores permanentes, tiene varias clases de hierbas aromáticas, por lo cual se cuenta no solo con la alegría del festivo colorido de las flores. También, con deliciosos elementos aromáticos y medicinales para la indispensable sobremesa de Agua de Panela de diferentes sabores.

Entre lecturas, sueño reparador en un ambiente tranquilo que hace honor al nombre del conjunto Remanso de Suba, visita al Centro ComercialPlaza Imperial,en donde abundan los departamentos de ropa, zapatos, juguetes, comida, adornos y otros; atender saludo de algunos vecinos y contarles cuentos a algunos niños, llegó el 24, el día de Navidad.

Mis otros hijos se pusieron de acuerdo y concertaron, con Luz Mery y Gustavo, venir a visitarme para darme el tradicional saludo de FELIZ NAVIDAD.

Así, Bernardo, mi cuarto hijo y su esposa, que viven en Bosa (otra localidad de Bogotá), vinieron el 23, se quedaron esa noche con nosotros y se fueron al medio día del 24 porque eran anfitriones de sus hijos esa noche. Aproximadamente a las 10:00 a.m. recibí llamada de Saludo de mi hijo Jaime, de Claudia su esposa y familia, que estaban trabajando. Más o menos, a las 4:30 p.m. llegaron Cecilita, con su hijo mayor Camilo y poco después, Laura, hija de Ceci, con sus dos pequeños hijos Juan Pablo y Gabriela. A la vez, su tercer hijo, Carlos, que estaba disfrutando del clima cálido de Girardot, nos llamó por teléfono para hacerse presente, de ese modo, en esta reunión. Departimos un rato y se fueron, porque también habían organizado su reunión familiar en el barrio en que vivimos. Luego, más o menos a las 9:30 p.m. llegó Alejandro, mi tercer hijo, con su esposa Yolima y sus dos hijos Iván Alejandro y María Fernanda. Un poco más tarde, llegó Gabriel, esposo de María Fernanda. Con este grupo disfrutamos la llegada de las 12. Con todos quienes vinieron a las diferentes horas, compartimos un delicioso tamal con chocolate, en medio de narración de anécdotas y recuerdos felices.

Yo, que en este año cumplí los 85, cada día agradezco a Dios el regalo de mis hijos; el amor y disfrute de la compañía y afecto en la familia. Reconozco que, aunque el reloj de la vida no se detiene y el tiempo pasa sin dejarse sentir, las dificultades se vencen fácilmente, el amor se enriquece, la experiencia se fortalece y brilla.

Me siento feliz al contar que tengo muchos instantes felices en mi vida. Mi mayor deseo: que todas las mujeres del mundo llenemos de maternal amor el corazón del varón que nos corresponda en la digna misión de prolongar la vida humana, para tejer una sociedad mejor cada día.

Cecilia Lamprea de Guzman

Bogota, Colombia

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