El rechazo del Codigo Abierto


Recientemente publiqué en “Kosas”, un articulo que entre otras cosas se refiere a la nueva modalidad en la informática, de crear Sistemas Operativos libres y abiertos. Esto primero para el uso de todo aquel que reniegue de los sistemas comerciales, Windows y Apple. El principal cuestionamiento a estos últimos sistemas, viene por parte de los especialistas en informática, que ven limitadas sus libertades profesionales, pero no solo. Para un usuario común el problema básico esta en los costos de las aplicaciones comerciales, que a veces suman muchos miles. Esto ha creado también la simple sustracción ilegal (llamémosle por su verdadero nombre, robo) de aquellos programas que un usuario necesita.

Tal como recordaba entonces, desde hace algunas décadas, no muchas, comenzó el trabajo de la creación de los sistemas y aplicaciones de “Código abierto”, significando esto la apertura a todos los interesados profesionales. También, por supuesto, para beneficio de todos los usuarios de informática, en lo más trivial y común en nuestros días, la comunicación y la navegación por los misterios del internet.

Así mismo, queda claro que estas opciones libres (y gratuitas) no son aptas para cualquier persona, si es que no cuenta con conocimientos técnicos mínimos requeridos. Al menos, para poder instalar en su computadora alguno de dichos sistemas operativos, la mayor parte de los usuarios no pueden hacerlo por sus propios medios.

A simple vista, para los creadores de los sistemas de Código abierto, la misión de popularizar el uso de estos, no fue una cuestión tan simple. Pese a los enormes esfuerzos puestos por esa gente, los resultados aun no son satisfactorios. No obstante el numero de usuarios está en un constante aumento, pero al verificar la identidad de aquellos, se nota algo particular. Se trata, en una gran mayoría, de gente joven y, casi siempre, cercanos a la informática. Es decir, gente con suficientes conocimientos para poder acceder a los sistemas de Código Abierto.

Suele ocurrir entonces, como lo experimenté en carne propia en estos días, que al requerir de ayuda para instalar una versión de estos sistemas operativos, me encontré con serios problemas.

No pude llevar a cabo la misión y adjudico esto a una grave problemática que tiene el Código Abierto. La negativa y el rechazo, por parte de los sistemas privados a colaborar con aquellos.

Explico: Toda computadora esta construida por sus fabricantes, en torno a un sistema electrónico especifico, pero todos ellos dependen a su vez de elementos electrónicos adicionales, que fabrican terceros. La integración de estos elementos, se da por medio de pequeños, pero específicos programas de computación (se llaman Drivers en ingles), y que actúan en conjunto en toda computadora. Sin entrar en detalles técnicos (que por lo demás no conozco a profundidad), los “drivers” están hechos particularmente para trabajar solo con los Sistemas Operativos comerciales, Windows y Apple. Los otros sistemas, como los de Código Abierto, quedan fuera del interés de los fabricantes de aquellos “elementos adicionales”. En estos casos, el Código Abierto se ve dañado en sus esfuerzos por hacer sus sistemas compatibles con los tantos cientos y miles de tipos de computadoras, que existen en el mercado. Esto es exactamente lo que me ocurrió, cuando no pude conectar mi computadora a la red de internet, con el sistema recién instalado. Luego de un gran intercambio de opiniones, debido a mi solicitud de ayuda al foro del sistema, llegamos a la conclusión que los “drivers” imprescindibles, no son viables para el sistema que instalé. Mas aun, los fabricantes de mi computadora, una Apple, hacen todo lo posible para dificultar la instalación de un sistema operativo de Código Abierto. Por el contrario, Apple colabora con Windows, facilitando la instalación paralela de este SO en sus computadoras.

Tal como afirmaba en mi anterior articulo, la industria privada capitalista se confabula para rechazar toda opción abierta, que permita la libertad e independencia del consumidor. Toda la cháchara típica del neoliberalismo aparece entonces desnuda, perjudicial y extremamente dañina. Los consumidores entonces, nos vemos limitados en nuestras opciones y somos obligados a… “consumir más de lo mismo”.

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