ABRIGAR UNA ESPERANZA
.- Así que ha permanecido aquí, en su casa ¿y usted no sabía que
era un criminal?.
.- Pues no, era un hombre herido.
.- Sí, ¡con una bala en el hombro!
.-No, yo solo vi un rasguño y me dijo que se lo había hecho con
la rama de un olivo.
.-¿Sabe usted que la puedo acusar de obstrucción a la justicia y
presentarle una acusación formal y..?
.- Tómese la ginebra, seguro que sus hombres le dan alcance y el
Gobernador le otorga una medalla al valor…
.- Bueno, me marcho y ya tendrá noticias mías, del servicio de
comisaría, claro está (dijo el policía con un ligero balbuceo).
.- Será un placer, siempre a sus órdenes.
Cuando el jefe de policía del pueblo se fue, bastante alterado
porque suponía que yo había ayudado al “delincuente” a escapar,
me senté al lado de la vereda, y mientras me tomaba un vasito de
vino de la Rioja, pensé que había hecho algo positivo, salvar a un
hombre de la cárcel ¿un criminal?, lo dudo, un desesperado con
marcas evidentes de las palizas que la policía le había propinado,
con las manos ajadas de deambular por la sierra como maqui.
Las manos sangrientas, un ojo hinchado, que seguramente
perdería, la penicilina que le inyecté y el reposo que hizo en casa
seguro que le salvó, y ahora en el barco de Tomás, dentro de
poco llegaría a Oran donde emprendería una nueva vida.
A la memoria me venían la cantidad de republicanos que marcharon
al exilio, al terminar la guerra, huyendo de la represión que
tantos miles de muertos causó, pero también de muchos de ellos
que pudieron llegar hasta América, México y Argentina sobre
todo, donde fueron acogidos con un gran humanismo.
Eran los recuerdos de las narraciones de mi abuela que siempre
me han conmovido.
Salomé Moltó
MUY BUEN RELATO
Gracias por compartirlo
Van abrazotes, amigaza
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Gracias Beto, vamos bregando después de la operación reemprendo
El 21/7/21 a las 18:27, Kosas y algo mas escribió: > WordPress.com >
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