Dicen que el mejor político es el que sabe servirse de las cualidades de sus conciudadanos. Se supone que es lo que hacen todos los directivos y presidentes de los partidos.
Lo sorprendente es ver que hay personas que se dicen de “derechas” y al exponer su criterio o proyecto político te sorprenden de lo bien expresado y lo fácil de comprender que resulta su exposición, y lo que más te sorprende todavía, es el porqué, el magnifico proyecto no se ha llevado a cabo, ni durante el tiempo razonable ni, por supuesto, después.
Y la gente dice: “pues como siempre, la derecha no tiene ideas, solo intereses”, bueno los intereses también se mantienen con ideas.
Cuando al principio de la revolución industrial se especulaba sobre la fuerza numerosa del proletariado, alguien dijo: “No se preocupen, los dividiremos” y crearon la “clase media”, y que muchos se lo creen aunque tengan que trabajar como esclavos, con título universitario incluido.
Se dice con ahínco, que una cosa son los proyectos y posibilidades de hacer algo en concreto, y que otra muy diferente, cuando esta magnífica idea se tiene que llevar a efecto.
Entonces surgen las divergencias, los intereses sutilmente escondidos y que en ese momento salen a la luz con fuerza, se imponen y todo queda en “agua de borrajas”.
Dice Chateaubriand en “Mémoires d’autre-tombe” que Napoleón Bonaparte intentó captarlo para sí, y que se topó sutilmente con la resistencia de François-René porque, ¿uno era de derechas y el otro de izquierdas?,
pues no, imposible calificar las posiciones políticas de aquella época comparándolas con el enfoque de hoy en día.
Lo que también nos está pasando en el presente, con respecto a la situación de Cataluña, por ejemplo, es que la situación no se explica bien, porque nada de nada sobre los intereses que defienden los unos y los otros y suelen saltar “al degüello” intentando averiguar si estás a favor o en contra de cierta postura.
Llegar a un “o estás conmigo o en contra mi”, me parece de lo más absurdo;
que todos buscamos nuestra identidad, por supuesto, y más a nivel personal que colectivo.
Los nacionalismos siempre han sido de derecha, hasta que una parte de la izquierda los sustentó como una búsqueda de identidad, después de una dictadura tan opresora y quizás ese sea un motivo de confusión, porque que yo sepa, la izquierda es y por propia identidad lo será, siempre internacionalista o perderá su identidad.
Salomé Moltó