A veces sin hablar nos entendemos


Samuel observó a la joven que entró en su tienda con otra perla en la mano, eran ya varias veces que lo hacía. Catorce veces en total, que durante varias semanas había llevado una perla de un supuesto collar para obtener un dinero y que luego volvía con la misma intención.

Se miraron, la joven observó que el joyero estaba inquieto, pues no sabía qué podía sucederle a la joven para que cada vez fuera con una perla para obtener una cantidad de dinero y con qué finalidad era gastado ese dinero.

.- Verá, no tenemos dinero ni siquiera cobramos el paro. Mi marido está muy grave, tuvo un accidente con el coche. Su amante murió y él se ha quedado muy mal. Yo lo cuido, pero el tratamiento de rehabilitación es costoso. He tenido que robarle el collar a mi abuela y con el dinero que usted me da cubro los gastos que esta situación me ha producido. La vida de una persona es más valiosa que cualquier joya.

La joven salió a toda prisa y Samuel se quedó sin poder decir palabra de aquella inesperada explicación de la hermosa joven. Pensaba Samuel cómo era posible que una joven tan bella tuviera que soportar las infidelidades de su esposo.

No siempre tenemos respuestas a los hechos que nos suceden, o que simplemente observamos en otras personas. La forma de pensar los demás, sus reacciones que nos son extrañas nos llevan a creer que no siempre podemos estar acertados en lo que pensamos y creemos, la conducta de los demás nos suelen sorprender.

Pasaron varios días y la joven no volvió. El joyero encauzó en un enjambre de oro las perlas e hizo un nuevo collar, lo colgó en un pequeño estante del armario y a cada día lo miraba como si mirase a la joven, que ni siquiera sabía su nombre.

Un ruido en la puerta le hizo levantar los ojos y mirar con atención.

.-Es mi esposo, hemos salido a dar un paseo. Está perfectamente recuperado- le dijo la joven desde el marco de la puerta.

.-Por cierto me llamo Alba y el Pedro.

Samuel esbozó una sonrisa, pero no supo qué decir, pero guardó el collar de perlas de la abuela de la joven en el armario inferior y cada día lo fue mirando con cariño.

Salomé Moltó

2 comentarios sobre “A veces sin hablar nos entendemos

Replica a Salomé Moltó Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.