Ya veo que has vuelto, no queda ni un sólo grano de arroz del que deposité en el anaquel de la ventana. ¡Tenias hambre!. Ya sé, igual que siempre. ¿Pero qué pasa? Te veo más agitada, más nerviosa. Antes tu pareja encovaba a los pequeñines, hacía de clueca y tu podías ir más lejos a … Sigue leyendo Paloma (en otoño)