A los ciudadanos de a pie nos cuesta muchas veces entender lo que nos llega a través de la prensa y la radio y tememos opinar porque, de forma inconsciente, dudamos bastante de la veracidad de las informaciones conque la prensa nos bombardea constantemente.
Vamos a nuestro trabajo, atendemos a la familia, hijos, padres ancianos algunos, y a los nietos que hay que llevar al colegio, estirar la modesta pensión para ayudar a los hijos en la terrible hipoteca en que han sido atrapados.
Somos a diario bombardeados por periodistas que repiten una y otra vez las mismas noticias por la mañana en una cadena televisiva, por la tarde en otra, en un sin fin de emisoras radiofónicas, al día siguiente en muchas otras. Una y otra vez se repite lo mismo y ni un solo responsable da la cara y apunta a una solución a tantos problemas que nos acechan. Dicen que la justicia actúa, pero que anda muy lenta, ¿no estará dormida?, o ¿los personajes involucrados son tan importantes que no se atreven a tocarlos?
Nos ponen delante de los ojos los desastres financieros, las dramáticas consecuencias a las que tenemos que hacer frente, pero nada o muy poco, de quien es el responsable ni quién permitió que la situación tomara un perfil tan grave. Con recortes se quiere solucionar todo. Así, la Sanidad, la Educación pública, los funcionarios y ahora los pensionistas ven afectado su poder adquisitivo, o sea que se nos derrumba el estado del bienestar que tanto esfuerzo ha costado y como dijo Churchill, “sangre, sudor y lágrimas”, a través de casi doscientos años de luchas sociales.
Personajes nefastos, que no sabes quiénes son, los ves a diario a la hora de comer y a la de cenar, como intrusos, pues llegan a ser más familiares que tu propia familia.
La noticia, medida y recortada a lo que te quieren comunicar, ajustada a lo que tienes que saber, roza más el sensacionalismo que la verdad precisa y auténtica.
Algunas de aquellas noticias quedaron gravadas en nuestras mentes por su absurdo. Como fue la guerra de Siria y el empleo de armas químicas. EE-UU, está preparado para intervenir ante este abuso, pero ¿no lo haría si las armas son convencionales? O sea, que no es importante que mueran personas inocentes, pero sí que lo hagan envenenadas o temblando por la inhalación de gases tóxicos. Rusia y China se manifestaron a favor del dictador Bachar el Asad las ambiciones rusas es meter cuña en el mediterráneo, con una base militar y vendiéndole armas al dictador Los americanos y Francia estarían pensando en intervenir, pero solo para incautar y destruir las armas químicas. Si como la prensa apunta, EE. UU. piensa que el Asad tiene más de un millar de toneladas métricas de armas químicas a través del país, en varios depósitos y que pensamos que igualmente las poseen todos los países ¿quién se las vende? ¿Quién las fabrica? Todo esto lo creyeron infinidad de personas.
Elaborar frutas y verduras nos alimenta, lavadoras, neveras, nos hacen la vida doméstica más llevadera, infinidad de inventos facilitan nuestra existencia, la medicina avanza para mejorar nuestra salud y alargar nuestra existencia, no la de todos, sino, la del llamado mundo occidental, claro está, la fabricación de armamento sirve EXCLUSIVAMENTE PARA MATAR. Cuando más perfecta y sofisticada es el arma, mata más rápido y mejor. ¡El gran negocio está en auge! Habrá que provocar guerras donde sea para que el armamento no se almacene y las fábricas sigan produciendo. Y los accionistas recojan sus beneficios, incluidos los Estados.
Surgen en nuestro recuerdo colectivo, hechos como el sacrificio de los marineros rusos del submarino nuclear que esperaron a que toda la tribulación estuviera asfixiada para ir a socorrerlos, el ataque checheno al teatro moscovita, liquidados y muertos todos con gases. Hospitales psiquiátricos en Rusia, que se encienden no se sabe cómo ni por qué. Sabemos de muchos inocentes muertos en infinidad de países; Por todo ello todos estos dirigentes políticos, que ahora parece que pueden solucionar la situación, nos parecen de una hipocresía absoluta. Y ahora con el pánico reinante por el coronavirus, pues más de lo mismo, las armas psicológicas también hacen su trabajo
Y nadie nos dice cuantas fábricas de armamento tiene cada país, qué presupuesto destina cada Estado para la fabricación de armas, qué cuestan, quien las compra, con qué medios se pagan y un largo etc. Sería un trabajo de investigación muy importante, pero dudamos de que pueda existir algún periodista o periodistas que se atrevan a ponerle el cascabel al gato.
Salomé Moltó