¡Cuando sentimos el corazón destrozado!


Es una percepción, una tristeza o un dolor que no se puede definir, pero lo experimentamos. Tal vez por un sin fin de motivos.

El síndrome del corazón roto es también se trata de afección cardíaca temporal que a menudo es provocada por situaciones estresantes y emociones extremas. La afección también se puede desencadenar por una enfermedad física grave o una cirugía.

Sin llegar a esos extremos, cuando nos toca enfrentar hechos que jamás imaginamos, o descubrimos que algunas personas por las que teníamos cariño, fallan, nos abandonan o simplemente se alejan.

Eso, sencillamente, se traduce en que nos equivocamos al darle nuestro afecto a quien o quienes no lo merecían. Descubrir eso, nos parte el corazón y por breve tiempo, el mundo nos traiciona.

Así de simple, esa mundología que adquirimos nos fortalece, nos hace crecer como individuos y lo mejor de todo es que el corazón partido se regenera y vuelve otra vez a querer, sentir, emocionarse y… mucho más.

La vida de las personas, los animales y las plantas es percibir costumbres, hábitos y poder elegir lo que más nos conviene.

Es realmente emocionante, darnos cuenta a veces que el cariño y la fidelidad no siempre arriba de un ser humano, muchas veces es de una animal cuya fidelidad es hasta la muerte.

Algo parecido sucede con la naturaleza, palpamos a diario sus progresos porque cuidamos un árbol regándolo con agua, no piden más.

Al observar sus adelantos, la emoción es grande, pues creció, dio frutos o unas flores bellísimas. Eso sucede en Israel, donde vivo hace varios años.

En cualquier estación del año, a pesar de ser una nación que fue desierto, nos alegramos de ver las variedades, los colores y la forma como se encuentran en todas partes.

Por lo antes expuesto, un corazón destrozado debe reanimarse, volver a la vida para así apreciar lo bella que puede ser nuestra permanencia en este mundo que muchas veces es cruel.

Cruel por las tiranías que están viento en popa, por las desgracias, los sinsabores de tantos seres humanos que no lo merecen, pero son vilmente castigados por energúmenos como Vladímir Putin.

Un hombre resentido, con aires de grandeza, de triunfo al que nada le importa la vida de los jóvenes rusos que envía a la guerra contra Ucrania, un país que aspira a vivir en paz.

No es justo, pero eso sí, Putin tiene a los representantes de organismo internacionales y de muchas naciones europeas o americanas de «cabeza».

¿Por qué?

Porque ofrece y no cumple miente. Ordena atacar a las ciudades de Ucrania sin importarle si son niños, jóvenes o ancianos. Su objetivo es uno solo ¡CASTIGAR!.

Igualmente, su llamado de conciencia es, para evitar una guerra nuclear o ¿por qué no?, arribar a la ¡TERCERA GUERRA MUNDIAL!.

Todo eso y más lo hace sentirse poderoso,»tiene al MUNDO de CABEZA y se burla de todos.

Como ese asesino despiadado, existen lamentablemente más en este Planeta llamado Tierra, que debería a veces llamarse planeta del desastre.

El hambre, el abandono, la pobreza y la muerte de tantas personas no se justifica por esos tiranos sanguinarios quieren «atornillarse» en el poder cómo sea.

Regina Mizrahi

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