¿Burocracia, qué es eso?


 

Todos habremos escuchado alguna vez al respecto, con las connotaciones más negativas habidas y por haber. Pero la verdad sea dicha, hasta tanto no lo sufres en carne propia, es como si fuese un mal sueño, pero de alguien extraño. No tu.

Lo condenamos como uno de los males de la sociedad moderna, en especial la sociedad de consumo, que responde al esquema capitalista. Pero más aun, está asociado con los sistemas de gobierno; este y las autoridades que rigen la vida diaria de los habitantes de cada país.

No vienen al caso las experiencias personales por las que ha pasado este autor, pues en cada caso suele manifestarse diferente. Puede que en algún momento y con respecto a una determinada persona, las acciones de éste originó el proceso por el cual dicha persona quedó afectada. Y no obstante, también en tal caso, la situación que lo provocó es de responsabilidad del sistema.

El sociologo Max Weber acuño este termino y por medio de ello proponía un sistema construido y organizado para evitar ciertos «derechos» particulares en detrimento de los demás. Entonces se refería a una organización casi perfecta, donde funcionarios impersonales actuarían en la administración de las organizaciones. Lo que no pudo prever Weber, es que el sistema se convertiría en un monstruo realmente impersonal e incapaz de actuar frente a cada caso en particular. Porque seamos sinceros, los seres humanos no estamos en condiciones de administrar correctamente y sin que intervengan los intereses propios. Así, por ejemplo, frente a un caso particular, el empleado se rige por las reglas estrictas que le fueron impuestas por el sistema, y no tiene capacidad de superarlas. Es decir, si la ley dice «no», entonces la posibilidad de un «si», es incondicional, es decir, no existe tal cosa. Las que entonces le sucede al damnificado por la acción burocrática, es que queda aprisionado entre los términos de reglas y leyes estrictas. La capacidad del funcionario de cambiar la determinación fijada por dichas reglas, son sumamente limitadas, hasta inexistentes. Hay algo personal en todo este proceder, y es, que también el futuro laboral del empleado, esta en peligro, si transgrede las reglas.

Entonces llega el momento que tanto tememos, cuando somos atacados por el sistema. Las posibilidades de resolver la situación de manera, llamémosla así, armónica con los términos del sistema, son mucho mas que limitadas. Generalmente requiere de la intervención de otras partes del sistema, que paradójicamente, no son menos complejas y difíciles. Es el caso del sistema judicial. No vamos a reseñar ahora este tema tan escabroso de por si, y solo digamos, que quien pasó por alguna experiencia personal, sabe a que nos referimos.

En definitiva, las personas supuestamente «libres» en la sociedad moderna, estamos tan firmemente atados, que soltar las amarras puede causar mucho mas daño.

 

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