Las estructuras sociales

No se puede dudar del valor de las ideas, de su profundidad y precisión, pero suponer que son inalterables, que pueden pasar todas las pruebas, es sencillamente no estar  preparado ante la realidad social.

Algo muy importante que esta  siendo estudiado largamente por ideologías diversas tanto de derecha como de izquierda es, lo que ha venido en llamarse ESTRUCTURALISMO. Las ideas pueden ser hermosas y bien constituidas, pero no todas pueden soportar estar introducidas en lugares diferentes a su propia naturaleza. Así la mejor de las ideas, la más noble puede languidecer, adulterarse e incluso corromperse según en que sitio se la ha emplazado.

Entrar en estructuras ajenas a la más hermosa de las ideas es posible condenarla  a su exterminio.  Suele creerse con bastante frecuencia que desde “dentro” se puede hacer camino, se pueden cambiar las cosas. No siempre esto es verdad. Si pensamos que la vida es una lucha continua, si nos concienciamos que esto es una guerra, hay que tener en cuanta las armas con que vamos a luchar. No solo la calidad del material de nuestros convencimientos, ni la  sólida formación  con que los hemos  elaborado, también cuenta  donde los mandamos, con quien se van a enfrentar y  si dentro de otras estructuras aguantaran el acoso de otros conceptos. Pensar que se és el poseedor de unos conceptos insuperables, capaces  de aguantar cuanto le echen, es una simpleza. Una parte de la estrategia es saber dónde estamos y contra quién luchamos.

Lo mismo que un azucarillo se disuelve en el café, nos podemos disolver en la macro estructura de esta sociedad que sufrimos  si pensamos que desde dentro se la puede influenciar. No siempre los caballos de Troya han  dado un resultado feliz. La “congestión”, la participación y cuantos léxicos se quieran usar se reduce, a la larga  o a la corta, en una dejación  tanto de principios  como de estrategia. Es ir ilusamente  a reforzar una estructura ajena en detrimento de la propia.

Salomé Moltó