He decidido aislarme en cuarentena, pese a que aún no me he contagiado. Una suerte de toma de conciencia del peligro al que estamos todos expuestos.
La cosa va en serio parece, como se suele decir, que el miedo no es zonzo. Por el momento, la soledad voluntaria, es decir el no tener que compartir con otra gente, me resulta una especie de alivio, y muy a mi pesar por otra parte, es una gran paradoja. Tal vez es un poco extraño adoptar esta situación forzada, como si hubiese sido una decisión tomada a conciencia, pero admitamos, es la coyuntura casual que se ha dado con esta epidemia con nos afecta a todos.
Pero estoy descubriendo ciertas ventajas de la situación. Por ejemplo, de pronto la lectura sin apuros, y la posibilidad de escribir y publicar aquí, descubre un potencial que antes no había advertido. Reconozco que la soledad y la falta de contacto personal con otra gente es un problema. Y no obstante siento que también en estas condiciones se puede crear un mundo y un medio en el cual vivir temporalmente. No quisiera convertirme en un ermitaño, pues al fin creo en la sociedad y soy parte de ella. Solo que así, de pronto, se me da la posibilidad de contemplar y desafiar un estilo de vida que me parece impuesto por las normas sociales.
¿Normas?, no estoy seguro de poder definir el concepto. Tengo presente las tantas veces que tuve que transar y renunciar, buscar un común denominador, para convivir con personas, que ahora reconozco, no valoraba realmente. En más de una ocasión, en reuniones sociales me preguntaba a mí mismo, ¿qué estoy haciendo acá? ¿Quienes son estas personas? No pretendo encumbrarme, pero mas de una vez sentí que debía adaptarme al nivel medio y renunciar a mis propias necesidades. Tener que renegar de expresar mis ideas, porque no serian comprendidas y, menos aún, aceptadas. Esto, más de una vez, me dejo un sabor amargo y una sensación de fracaso.
En algún momento tuve la sensación de haber acertado, pero la ilusión se desvaneció rápidamente. En un solo caso, tuve, y aún mantengo, relaciones intelectuales con gente que aprecio y con quienes me siento muy a gusto. Pero he aquí el problema mayor… vivimos muy separados en distintos países.
Será un poco egoísta decirlo, pero al fin, me cierto cómodo conmigo mismo, así compartiendo de manera virtual.
Y sin embargo, quisiera también aquí, por este medio establecer un dialogo y escuchar (leer mas bien), otras opiniones. Espero que algo se dé.
Josef Carel