La cuarentena a la que nos ha obligado este coronavirus que nos ha invadido, nos tiene desconcertados, aburridos de tanta repetición de lo mismo, quedarse en casa y solo salir para lo estrictamente necesario.
Observando las calles podemos afirmar que la población está dando la medida y todo el mundo disciplinariamente guarda la distancias pertinentes, se coloca los guantes, mascarillas y demás elementos y por supuesto, lo que nos aburre tanta tele aprovechamos para limpiar armarios, reordenar tantas cosas que dejamos caer con un “bueno luego me ocupo” un luego que ya ha llegado. Todos
aquellos libros que vamos ojeando, de este autor que nos lo dedicó, de aquel otro que compramos con mucho interés y llego a unos párrafos interesantes y que me gustaría compartir:
“ La moraleja entonces es que, para cambiar la dura rutina de los hechos en nuestra sociedad moderna, debemos abogar por un cambio en las estructuras devolviendo valores como, solidaridad, responsabilidad y compromiso. Para que ella suceda, deben crearse comunidades en las cuales las personas puedan realizarse plenamente como tales, uno frente al otro y no por simples intereses monetarios”
Estas acertadas conclusiones, es muy posible que la gente empiece a tenerlas muy en cuenta, viendo su comportamiento estos días, pero nos preguntamos si los políticos estarán a la altura o esperaran el momento de aprovechar la situación, para saciar sus interesen particulares, apuntemos a que el sentido común y el bien de todos tome prioridad.
Salomé Moltó
La cuarentena no obliga a mantenernos en vigilia, esperando el final de este suplicio.
Toditos respetando la consigna global…
¡¡¡¡YO ME QUEDO EN CASA!!!!
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Salomé, en estos días mi mujer está en esa tarea: ordenar placares y de paso eliminar cosas inservibles que uno va guardando. Distes en la tecla, ja, ja. Abrazo
César
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