Veras Rosa, hay a veces acontecimientos, bueno circunstancias, diría más bien, que te desconciertan. Llegue ayer, ya muy tarde del viaje que hice al País Vasco con las amigas, dejé la maleta en mi habitación y me fui a darme una ducha, estaba un poco cansada, hasta aquí todo normal, incluso la bella melodía de Albinoni, iba retumbando en mi fuero interno y no sé por qué no dejaba de canturrearla, ¡ qué rabia! ¡vaya tontería! Y de repente oí un ruido en la habitación de mi hijo. ¡Cómo si está en Inglaterra y no vuelve hasta el otoño!.
Me deslizo suavemente por el pasillo y abro sigilosamente la puerta y allí sentado sobre la cama de mi hijo, veo a un muchacho que está observando el móvil. Nos miramos, no se cual de los dos tenía la cara más de espanto.
.-No se asuste señora, no soy un ocupa, su hijo me ha dado la llave y me ha dicho que, siendo así que venía a Barcelona por unos días, podía pernoctar en su casa.
A pesar de la explicación que el muchacho me daba, yo no conseguía superar el espanto que me había causado este descubrimiento tan sorprendente. Captando mi estado de sorpresa y que sus palabras no conseguían calmar, me propuso llamar a mi hijo. Lo hizo y cuando pude yo hablar con mi mi hijo, me calme, aunque me decía a mi misma porque no me había dicho que vendría a casa un amigo suyo. Era un amigo que venía por unos días, que tenía un buen nivel de español y que podía saborear todo cuando estaba dispuesto a visitar de la ciudad.
Me fui a la cama sin dejar de observa a aquel muchacho que tanto me había sorprendido y a pesar de que todo estaba normal, no dormí demasiado bien aquella noche.
Por la mañana desayunamos juntos,saboreando la cocina catalana, su estancia en la ciudad sería corta, me dijo, pero quería ver el muelle, la ciudad y patria del arquitecto Gaudí, su hermosa catedral y aquella casa con los balcones sorprendentes y sobretodo la Diagonal. No entendía de nada, por lo menos esa era mi impresión, pero no era cierto, era su respeto por lo ajeno, lo que le hacía observar con detenimiento, por eso no era de esas personas, que apenas notan algo de les interesa o sorprende saltan al degüello, no y a pesar de mi edad, estuve aprendiendo de su comportamiento, y vi que es una gran verdad, observar, investigar, es el mejor medio para, saber en profundidad de las cosas y que éstas no atiborren nuestra personalidad.
Cuando se marchó, lo acompañé hasta la estación de Sans y al volver a casa, noté un vacío, ¿no será que estamos muy solos? Si, y demasiado tiempo.
Salomé Moltó