De lo que más hablan nuestros políticos en estos últimos tiempos es de Economía. Según ellos, las medidas drástica que toma el gobierno son consideradas un mal menor, imprescindibles, para poder salir poco a poco del atolladero de la mala gestión de algunos que, dando la culpan al partido opositor, nos ha llevado a esta situación tan deprimente.
Todos los arreglos, todas las posibles soluciones fijan su propósito en: “abaratar los costes para ser más competitivos”, no importa gozar de una tecnología que ya los ha abaratado y mucho durante los últimos cien años en general y en los últimos cincuenta más exhaustivamente. Se fija el objetivo en lo laboral. Ahora el trabajador tiene que trabajar más, mejor y con menos salario.
Con las drásticas medidas que están poniendo en marcha, las familias están quedando en unos niveles de pobreza verdaderamente alarmantes. Nos preguntamos: “¿ cómo va a ser posible que la economía remonte cuando el poder adquisitivo de las familias roza el borde de la miseria?”. Todos con el sacrosanto dilema: “ser más competitivos”.
Buscando con ahínco en los diversos libros de economía, consultando a técnicos y personalidades duchas en la materia, tampoco hemos llegado a que los criterios de unos y de otro nos convenzan. Será que todo cuanto se dice y argumenta, parte del mismo origen que son los valores de un capitalismo ávido de beneficios, a no importa qué precio. Curioseando un poco más hemos descubierto otra vía científica del sabio Kropotkin afirmando:
“ La economía política tiene que ser tratada como una ciencia natural y proponerse objetivos enteramente nuevos. Tiene que adoptar, frente a la sociedad humana, la misma posición que la fisiología social. Su finalidad debe consistir en captar el sentido de las necesidades crecientes y de los medios diversos aplicados hoy y ayer para satisfacerlas. Y como la finalidad de toda ciencia, según había dicho hace ya mucho tiempo Bacón, es una aplicación a la vida práctica, tiene que estudiar con qué medios pueden ser satisfechas las actuales y las futuras necesidades del mejor modo, con el mejor empleo de esfuerzo y con los resultados más beneficiosos para la comunidad”.
Muchos trayectos se lograron, tanto en la mente humana como en su organización social con el sistema de deducción-inducción tan racional como justo.
Posiblemente se nos invitaría a dejar aparcada tanta dialéctica a cuyo altar sacrificamos tantos esfuerzos dando vueltas a la noria del absurdo, para convencer a los que todo lo sacrifican y todo lo dan de que no pasa nada, o de que todo podría ser peor, mientras observamos que no a todos les llega la crisis de igual manera. Las entidades bancarias vuelven a tener ganancias, bancos rescatados a fuerza de recortes en Sanidad, en Enseñanza, en Jubilaciones etc.
Vemos con terror, que la cruenta lucha de doscientos años de millones de trabajadores, es lanzada a las cloacas de una moral ausente y de una decencia evaporada.
Salomé Moltó
Salomé, a mí entender el problema es la globalización, es decir la apertura de los mercados. Y en ese caso, no hay más remedio que ser competitivos, y ya sabemos a qué precio se logra eso. Entonces lo que debe plantearse es si la globalización es buena para todos, o solo para los dueños de las finanzas mundiales, que son en realidad los que manejan el todo. Yo soy un poco excéptico y tal vez con ideas un poco anticuadas, porque cada vez me convenzo más de la idea del proteccionismo. ¿O acaso los de afuera van a proteger nuestras industrias, nuestros obreros y salarios, nuestro bienestar en suma?
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Cesar: Muy interesante tu respuesta, por supuesto hay que racionalizar, tanto el consumo como la producción y por supuesto no es nada fácil.
Seguimos bregando
Un abrazo
Salomé
El 1/12/20 a las 19:18, Kosas y algo mas escribió: > WordPress.com >
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