Hemos ido asistiendo periódicamente a las elecciones al Parlamento, por lo tanto, nuevas y cambiantes expectativas políticas y de gobierno. La población en general anda bastante inquieta, pues los sondeos informáticos nos dan una de cal y otra de arena, nadie tiene una visión muy clara de cómo van a ir las cosas. Con pandemia o sin ella.
Algo ineludible y por supuesto incontestable es que las jóvenes generaciones, las personas de entre treinta y algo más de cuarenta están surgiendo con fuerza y desplazando a los viejos políticos tanto de Izquierda como de Derecha. Estamos frente a un proceso histórico verdaderamente relevante. Estamos casi todos de acuerdo en que soplan nuevos tiempos. Aun más, se especula que el gobierno que está en el poder, tiene las horas contadas, la derecha piensa que ha llegado su hora
«Lo que deberíamos perseguir, declaraba Godwin, no hace tanto, es una clase de sociedad descentralizada donde los hombres aprendieran a vivir en paz sin necesidad de gobiernos». ¿Es ello posible?¿somos capaces de gobernarnos a nosotros mismos?. Creo que por lo menos deberíamos intentarlo, porque el progreso humano ha sido alimentado con las capacidades que el hombre ha sabido desarrollar para no ser el esclavo de las disposiciones de otros.
«El consideró a los habitantes de esta idílica sociedad compartiendo con buena voluntad y armonizando sus diferencias por mediación de jurados y comisiones de arbitrajes para alcanzar tal reino de libertad y justicia». Eso sería lo deseable, pero hay tantos egoísmos y pobreza mental que
dudo que ello sea posible, por lo menos a corto plazo.
«Godwin no ve otro camino más que la propagación de la razón. Las revoluciones políticas conducen solamente a nuevas tiranías y los partidos de masa sumergen al pensamiento independiente. Pero cuando la mayoría de los hombres hayan aprendido a pensar, no habrá tiranía que prevalezca contra ellos. ¿Cómo, se pregunta, se sostiene cualquier gobierno sino de la opinión de aquellos que lo apoyan? Que cambien de opinión, que le retiren su apoyo, y caerá”.
Bien, esto lo expresaba el sabio inglés hace más de doscientos años, en los albores de la Revolución Francesa. ¿Qué hemos avanzado hasta el día de hoy?. No nos ha bastado sufrir una guerra civil y cuarenta años de dictadura fascista, y con más de treinta años de “Democracia”, los ciudadanos de este país le siguen dando sus votos a una derecha cicatera y mordaz, que se afana en lavar su imagen y procurando enterrar todo vestigio del sufrimiento que causaron. No hay recursos económicos para desenterrar las fosas donde yacen familiares fusilados, que en este país sobrepasaron los doscientos cincuenta mil, con más de treinta mil muertos de tuberculosis (de hambre a decir verdad).
Que sepamos los descendientes de aquellos asesinados no les mueve ninguna venganza porque su corazón es noble y quieren envejecer y morir en paz y solo desean poder dar sepultura a sus familiares que tanto dieron y sufrieron para que este país progresara.
Esperemos que estas nuevas generaciones, que no son los hijos de los protagonistas de la guerra civil, sino sus nietos, que con coraje y bien hacer, restituyan la justicia que nuestros abuelos/as se merecen,
SALOMÉ MOLTÓ.