Muchas veces nos llegan noticias que no llegamos a comprender,
por lo absurdas que son, y de momento te acuerdas que ya fueron
emitidas en un momento dado, y es bueno suponer que es una de
las maniobras de control y manipulación social que esos
llamados, poderes fácticos (¿se les llama así?), están llevando a
cabo con sus habituales manipulaciones.
La noticia es esta: “Que los viejos/as deberían morirse más
jóvenes para así descargar el presupuesto de los Estados”, y
claro, entonces habría más recursos para atender otros
menesteres, ¡demencial!. Y parece que eso lo han dicho un
político americano, uno japonés y la señora de Lagarde, directora
del fondo monetario internacional; si ya se dijo hace un tiempo,
está claro que se trata de una “bomba” psicológica.
No hace tanto esos poderes que nos gobiernan y mandan, tanto
en directo como en diferido, lo hacían con armas, mercenarios y
estrategias mil, pero ahora ya no quedan países a quienes atacar,
son demasiado pobres y los medios de enriquecimiento (minas,
tecnologías diversas ya las tienen todas en su poder), ahora está
en plena práctica la guerra psicológica, y se supone los miles de
mercenarios sentados delante de la tecnología, sacando balances
de hasta donde ha llegado esta sutil estrategia.
Aunque la verdad sea dicha, que nada nos sorprende. El tercer
Reich se preparaba para el imperio de los mil años y se preocupó
de adiestrar a su juventud para hacer verdaderos guerreros, que
iban a ejercer una represión brutal. También se hicieron los
geriátricos, o sea casas para los ancianos más modernas y
confortables, así el soldado alemán, que partía al frente se
quedaba contento de dejar a sus padres en unas residencias
modernas y de gran calidad, solo que aquellos “viejos”, pues solo
disfrutaban de sus nuevas estancias y servicios sanitarios y
asistenciales muy pocos meses, ¿por qué? !caray!. Se morían así
sin más, porque sencillamente los eliminaban, ¡ah eso sí! sin
violencia, con toda dulzura.
Sabemos muy bien que cada jubilado ha estado cuarenta años o
más, aportando su cotización a la S. Social, o sea ingresando su
cuota reglamentaria, ¿qué hacía la Administración con esas
aportaciones?. Una persona mayor tiene, por edad y
circunstancias, muy limitados sus gastos, pero no obstante aporta
riqueza al país, pues mantiene a médicos, enfermeras, centros de
asistencia a la dicha 3a edad, asistentas a domicilio, etc. O sea
que un viejo o vieja aporta riqueza a la sociedad y solo queda
decirles a esas personas, que estando emplazadas en, digamos, la
estratosfera, no ven la realidad de las personas y se permiten
decir estupideces, muy lamentable sobre todo, cuando esta
doliente situación, a esos viejos enclaustrados, no podemos
verlos ni darles un beso de despedida, solo llorar de dolor delante
de su féretro cuando los van a enterrar. Salomé Moltó