Importa saber por dónde venimos y hacia dónde vamos. Y si entendemos el para qué, todo puede encontrar un determinado fin de futuro. Los pasados entristecidos aportan certificado de aciertos, cuando menos para enriquecer nuevos climas sociales, ‘sorteando resultado merecido’. ¡Cómo es la realidad! Tan distante de la seducción, tal vez, propio de oportunidad, que no se sabe si merece fiel acierto. Solemos alejarnos del escenario que representa el mejor de todos los intentos de ser honrados y correctos. Es decir: si aplicamos la realidad a la inevitable ficción; pronto veremos la Sociedad, vestida de oportunismo, algo triste; pensando en los valores inevitables, y porque ‘la aventura de vivir’ no será nunca un sueño; aunque inventado para enfrentar ‘la realidad’ a las algaradas espectaculares, con la propiedad de instintos, no obstante, de cierta costumbre, no siempre, necesariamente civilizada. Es muy fácil estar lejos de la realidad, cuando no se tiene en cuenta “el privilegio” de conseguir subsistir, entre los mejores climas de la sociabilidad consciente. Los valores subyacentes tienen su propio poder ancestral. Pero lo ancestral, cuando es tener que servir a la burguesía, promete poco, porque, casi nada, tiene certificado de seriedad y de promesa fiable. El ‘burgués’ suele tener ‘personalidad mediocre’, sinuosa, ‘falseando todo lo que no aporta bienes oscuros a su peculio; y viven de manera que fingen ser fieles al comportamiento de su estilo de vida, dando lecciones, desde la conducta soslaya ble. ¡Las costumbres burguesas tienen el síndrome ‘papal’ de todos los tiempos, bendecido por la mística vaticana, en las romanas costumbres, sobre todo, de esos amores inventados para el camelo ciudadano. Dios, resulta ser “palabra más cotizada -de todos los tiempos-”, especialmente en los valores semánticos; mucho más que Libertad, puesto que se es libre para escribir, aunque no tanto para ‘creer en lo que se expresa con palabras escritas’. ¡Pongamos de moda la Realidad! Pero ¡cuidado con estos matices!, puesto que podrían sufrir el mismo subyacente resultado! Bien queda recordar aquí que, los Códigos Castrenses -en todo Mundo-, participan bien armados de leyes políticas de Estado; es decir, para legislar leyes que defiendan siempre a Dios, mientras que “olvidan” respetar igualmente la Libertad; la misma que deben disfrutar los seres humanos, puesto que bien lo merecen, para ejercer el derecho a formas de vida sin el truco ‘político’; sin el truco de los ‘dioses’; sin el truco de las cárceles; sin los Pactos de Estado, reprimiendo a quienes no siguen el Credo político; ‘por la gracia usurpadora de los impostores’ dioses de Estado. ¡¡Es la ‘realidad’ de nuestro estado, entendido como social!! Al que vamos diseñando nuevas críticas, para que no piensen los “leguleyos”, que los ciudadanos son objetos manilargos, al no tener el Poder que ‘ellos se jactan en decir’, porque se autodefinen Dioses Libres. Qué diferente son, ‘la realidad de los dioses de Estado’, comparando las formas ciudadanas de quienes solo luchan por conseguir “vida mejor”, a pesar de los tiempos duros que la vida misma, desarrolla para salir ilesos de toda adversidad. Confundir ‘la realidad’ con el sufrimiento que ocasiona los intereses del capitalismo, puede ser el mayor y urgente asunto que la sociedad debe resolver lo antes posible. Es decir, matices importantes, que puedan despejar la tristeza social acosadora, pone el acento en que hay demasiados inconvenientes, para salir del campo abonado, que la burguesía promueve, para que los ciudadanos ‘no piensen más allá del desastroso clima que practican los deportes, entre otras estrategias del mundo dominante capitalista: El mundo del fútbol -entre otros deportes -con iguales fines lucrativos-, que idiotizan, por escandaloso que es, llenar los ‘estadios’ (lugar seleccionado para los depravadores de turno), en la Sociedad amante, que gustan ver cómo es la habilidad de mover un simple balón, que suelen calificar de revolucionarios, hasta genios en el juego de esta costumbre política; aumentando las ‘arcas’ de intereses capitalistas (¡monstruo amamantado por la estructura de Estado político!); aunque eso sí, agrupan ‘en tales estadios’, a quienes necesitan con mayor urgencia, el trabajo para subsistir, por mucho que pretendan disimular, ante las miserias que mueven los que nada tienen para combatir la precariedad, pretendiendo únicamente vivir; tal vez otros sueños, muy lejos de los deportes, que alimentan el poder de los seleccionados, por falso que es, ‘el credo capitalista’, desde el momento en que roba a los más, para entregar a los gladiadores del espectáculo, siempre con un ‘jefe’ dominante, para que ‘el arte deportivo’, tenga títeres animadores.
* La realidad pasa y sufre las conclusiones, a las que los ciudadanos, unos cuantos ‘aunque parezca no ser muchos’, al servicio del capitalismo más extremado; sirven de trampolín, para dar el salto a esa fama que suelen contemplar los dotados, porque ‘la voz de su amo’, el capitalismo, certifica para que ‘los estadios’ aplaudan “las patadas que le dan a un balón”, a cambio de ‘los mayores ingresos, orquestadas por las mayores fortunas de este País -España-, especialmente ‘puñetero’’; resultado que beneficia a los mismos de siempre: Los capitalistas. Es una realidad que merece ser depositada en los valores del mayor desprecio, especialmente por la sociabilidad ciudadana. Pues más parece que tenemos una Sociedad gobernada por intereses ambiciosos del capitalismo; que no de un criterio dotado de seguridad y sosiego, para que la ciudadanía se sienta cómoda, se sienta protegida por los valores de respeto; conociendo estar gobernados por leyes impostoras de Estado.
* Otra cuestión seria, asombrosa, ‘muy seria’, certifica ‘otra realidad olvidada’, pero no de cualquier manera: La realidad está comprometiendo siempre, para saber caminar sin titubeos, sin temores, sin la aventura incierta; aunque supone riesgos, a los que se debe acudir, por mucha enajenación encontrada, en el paso que uno decida marcar, para encontrar cumplido el goce de conseguir lo prometido: ¿Tal vez la felicidad? ¿Tal vez el deseo a cumplir? ¿Tal vez lo que guste disfrutar, por mucho que medie el interés de la cobardía absurda? ¡Pues sí, tal vez pueda improvisar la suerte o el fin concreto de lograr el éxito personal más deseado! Pero cuidado con el Boletín Oficial del Estado; el mismo que zurce toda clase de remiendos sociales, para que ‘nadie’ pueda, desde el derecho de su deber; opinar, decidir o proteger las diferencias que siempre hay, en medio de toda costumbre política, por la que el Estado, impone, exige, aplica y defiende hasta sus últimas consecuencias, sin que pueda alguien salir de la mendicidad más bochornosa. Es la Realidad, vista desde la ‘atalaya social’, a la que todo ciudadano, queda obligado a someterse, sin rechistar.
contribución de
Floreal Rodríguez de la Paz