PRÓLOGO de Griselda García
Si alguien en la ciudad de Roma ignora el arte de amar, lea mis páginas, y ame instruido por sus versos.
Ovidio, El arte de amar
Famélico: del latín famelicus, hambriento, muy delgado, con aspecto de pasar hambre. Infame: del latín infamis, que carece de honra, crédito y estimación; muy malo y vil en su especie.
Una flaca mala, qué mejor. Cualquiera se enamoraría de ella. A pesar de que la mayoría de las mujeres llevan el imperativo “sé buena” como una marca, la maldad es tan refrescante…
La virtud de Infamélica es decir mucho con pocas palabras. De ser leído en clave de ars amandi puede llevarnos a buenos puertos en la conquista amorosa. En la travesía aprenderemos, por ejemplo, que es posible vivir una pequeña vida junto a una mujer y no conocerla: “No es imposible que sean treinta/ los años que hace que no la veo// Con ella convivo/ -no es imposible-/ desde hace treinta años// Mi ceguera/ y ella: / nada es imposible.”
¿Para qué busca un hombre conocer a una mujer si no es para dominarla? A las mujeres no hay que entenderlas, hay que amarlas, dijo alguien que puede ser desde Oscar Wilde hasta Ricardo Arjona. “No hay modo de conocerte/ no hay tampoco modo de desconocerte// No hay modo de conocerte/ en el sentido de que no hay modo de atesorarte/ si es que sólo accederé a conocerte.” Y es que el único modo de conocer es renunciar a atesorar. Como dice Mario Trejo, los recuerdos se hacen de mujeres perdidas. Sólo es nuestro lo perdido.
Quien se construye como mujer es habitada por una pequeña multitud. Revagliatti da cuenta de un variado catálogo de personajes femeninos vistos desde un yo poético fuerte, que no habla solamente, sino que además dice.
Estos poemas desmienten el carácter “básico” del deseo masculino. Si en algunos casos el ser hombre es un acto continuo de demostración de que se es valiente y se puede, en Infamélica la voz se asimila a la de un antihéroe, ese individuo común sin atributos especiales que es por eso mucho más atractivo.
En el macro mundo que plantea esta voz, el sexo no es utilizado para eludir la intimidad sino para propiciarla y conectar con las emociones, terreno escarpado para algunos hombres: “Yo/ no te propongo/ ahondar el vínculo: / te propongo/ vincular las honduras.”
Cuánto hace que no me sorprendía un libro de poemas. Cuánto hace que no me dejaban pensando algunos juegos de palabras, con lo desprestigiados que están. Son los juegos de alguien que ama el lenguaje y no lo destroza como sí hacen algunos lacanianos tristes. Además, este libro me hizo reír. Y de quien nos hace reír no nos olvidamos.
Ojo con la vida no vivida hecha literatura, pienso a veces. Contagia y no hay vacuna admisible. Estos poemas desbordan plena vida vivida, tienen calle, hay un exceso que se hizo arte y eso es para celebrar.
¿Para qué voy a leer un libro que no me desea?, se pregunta Barthes. Infamélica destila deseo.
*
Dos breves comentarios sobre el libro ‘Infamélica’ de Rolando Revagliatti:
Graciela Maturo: “Ya sabés que no es lo mío la vena satírica ni la parodia que solés cultivar, pero soy capaz de apreciarla y, además, no hay sólo eso en tu poesía. Valoro cómo sabés captar el sabor de una época, recrear imágenes, trasmitir sentimientos en los límites de un lirismo sui generis que me cautiva.”
Wenceslao Maldonado: “…con la típica marca revagliattana de un humor agudamente irónico para descolocar al lector más despabilado.”
*
Muestra poética de ‘Infamélica’:
Del admitir
“Y abusó de la confianza
que siempre le dispensé”
Enrique Dizeo
Admitiendo yo que ha sido
abusando de la confianza
que siempre me dispensaste
que te avasallé, que te conquisté
ahora admitirás
ya transformada esa confianza
y en consecuencia resignificado el abuso
que nuestra dicha actual
perfílase propia de la fantasmática de la completud
y que bien merecida
la tenemos.
*
Yo también
Yo también he tenido 35 años
e incluso, menos
Yo también he lucido mis pectorales en la playa
e incluso mis abdominales
Yo también he seducido a Libertad Leblanc
e incluso la he complacido
Yo también me he frotado contra colegialas en los colectivos
e incluso contra profesoras
Yo también he reventado de envidia
e incluso he envidiado sin reventar
Yo también he sistematizado mis avances
a mujeres en la vía pública
e incluso mis avances a hombres en la vía privada
Yo también he sido sobreestimado
e incluso, sobreseído.
*
Aprovechémonos
Te querré hasta la muerte
que habré de provocarte
Aprovechemos
la semanita que te queda
para disfrutar de nuestro amor.
*
Cien de ellas
No hubieran cabido
todas
ni remotamente
en la platea
del Teatro de La Fábula
Si sólo hubiera dado
con cien de ellas
hubieran cabido
Y yo hubiese retornado
a ese escenario de tantos
éxitos y fracasos
para exitosamente fracasar
ante un auditorio
sensible
y auditor.
*
A él, ella
Ella me dice que no
o me dice no sé
o no me dice nada
A él, ella le dice que no
o le dice que no sabe
o calla
A él
que no dice nada
o calla lo que sabe
o no.
*En bastardilla: Algo así declara el personaje protagónico del filme “Lars and the Real Girl”.
*
“Un buen polvo insignificante” *
Lo expresó
solicitándomelo
volcada hacia mí
Rehusar
no me caracterizaba
ni solía
dejarme confundir
Confundido rehusé, primero
De inmediato, repuesto
me abalancé
y la magistral insignificancia
concedí.
* El título de este texto se corresponde con un subtitulado de lo enunciado por la protagonista del film “Transsiberian” de Brad Anderson.
*
Todos me envidian en tus sueños
En mis sueños
nunca es otro más que yo
el boludo
En los tuyos
siempre soy el más beneficiado
En mis sueños
pocas veces te tengo sólo para mí
En los tuyos
con frecuencia
estás conmigo
En mis sueños
caí como un chorlito
(como sea que los chorlitos caigan)
En los tuyos
soy un titán feliz, feliz, feliz.
*
Lo de ellas
Le garpé a una docena
no más
acaso, a diez
(y a tres o cuatro
traté de redimirlas)
A ninguna apelé
para segundo encuentro
Me dieron dispendiosas
lo que no obtendría de las otras:
lo que ellas
indelegablemente
solo tienen
para dar.
*
Aquí filmando
Simulando coito para las cámaras
hallábame yo con Annabella
Ambos
actores amateurs
y el film
cortometraje
La madre de Annabella
hallábase
evaluando en el set
la sinceridad de nuestra
simulación.
*
Fin de diálogo
Alegué una obviedad:
-Puedo ser tu abuelito
Y ella, decidida, como si nada:
-Por eso.
*