Tras la caída del imperio Romano de Occidente en el año 476 después de Cristo, el mundo conocido hasta entonces, es decir Europa greco latina, se fragmentó en pequeños territorios gobernados por un señor feudal. Castillos y murallas los protegían del permanente hostigamiento de mongoles y pueblos bárbaros provenientes de la misma Europa. Es el comienzo de la edad media. Entonces la situación era la siguiente. Había una intensa y permanente actividad militar como señalaba el historiador Hilaire Belloc, el poder político fracturado, se dividía en feudos donde el Señor amo, dueño y poderoso, tenía su ejército, sus servidores y los siervos de la gleba que cultivaban y cosechaban para el castillo que a su vez los protegía dentro y fuera de las murallas. Una pequeña sociedad armada con un noble a la cabeza. La otra parte de la civilización desecha por los bárbaros era la cultura greco latina. La misma se conservó mayormente en monasterios y abadías donde los monjes custodiaron siglos de arte, ciencia, costumbres de Grecia y el imperio Romano. Esta situación se extendió hasta el año 1453 o 1492, según los distintos historiadores, que toman una u otra fecha por razones pedagógicas a fin de estudiar la historia universal por partes.
Normalmente toman un acontecimiento histórico importante para cerrar una etapa. En el año 1453 los turcos tomaron Constantinopla poniendo fin al imperio Romano de Oriente. En el año 1492 se produjo el descubrimiento de América. Lo cierto, es que en esos años comienza el nacimiento de los Estados modernos tal como los conocemos hoy. El matrimonio entre nobles de distintos reinos unifica los territorios dispersos durante la edad media. También la conquista militar. Cada reino tuvo un proceso diferente. La unificación británica de sus reinos tuvo una evolución distinta de la acontecida en España o Francia. Alemania e Italia tardaron siglos en unificarse.
Ahora quiero referirme puntualmente al fenómeno feudal y traerlo a la actualidad. Hoy en el mundo, si bien los Estados ejercen su dominio y poder, no son los dueños del dinero ni de las grandes decisiones económicas a nivel global. Existen unos dos mil dueños del mundo civilizado que no tienen nacionalidad aunque en sus documentos así conste.
Porque ciertamente, el capital no tiene ni frontera ni nación. Esta circunstancia, a mi juicio, está muy acentuada en los tiempos actuales. Estos nuevos señores feudales manejan los destinos del planeta a su antojo. Refugiados en sus castillos, determinan precios, efectúan grandes operaciones, manejan recursos naturales, tecnología, finanzas, laboratorios, e inciden fuertemente sobre los políticos en la toma de decisiones de gran calibre. Tienen sus vasallos y ejecutores. El mundo entero marcha al ritmo de sus designios. En definitiva, el poder ya no está en los escritorios presidenciales ni en los parlamentos, ni siquiera dentro de algún Estado gendarme como lo fueron Estados Unidos y la Unión Soviética quienes otrora “vigilaban” sus zonas de influencia y ostentaban el poder militar. Estos Estados superpoderosos no han desaparecido, pero cada vez más su poder se ve debilitado en virtud de los grandes operadores mundiales de la economía y la política. Estos nuevos señores feudales.
El mundo globalizado tiene ahora dueños dispersos que luchan y negocian entre sí como en el siglo quinto.
La vigilancia y el castigo del tejido social como señalaba Foucault, ya no están en manos de políticos.
Desde sus escritorios ubicados en algún lugar suntuoso, dotados de alta tecnología y servicios instantáneos manipulan a cuatro mil millones de seres humanos. Así conviven escenas grotescas observables por los medios de comunicación. Mientras los laboratorios pugnan por sacar ventajas y los comunicadores ametrallan a la sociedad con millones de noticias, se producen desfiles militares impresionantes como el celebrado en la India con motivo de un nuevo aniversario independentista.
Las armas nucleares conviven con las vacunas. La humanidad en la cúspide más esquizofrénica de la historia. En cuanto millones de seres mueren de hambre y pestilencia, África sigue siendo el continente olvidado. La humanidad tiene sus necesidades como las tenían los siervos que habitaban los Castillos, pero los señores feudales tienen otras prioridades. Las guerras económicas no son patrimonio del pos modernismo, pero a la inversa que antes, los grandes intereses son personales, feudales. Los oligopolios son prácticamente individuales. Es una suerte de realidad horizontal y no de autoridad vertical. Una realidad rizomática, intensiva, en expresión de Gilles Deleuze.
La fuerza que antes radicaba solamente en el poder armamentístico ha sido desgastada por el poder económico que surge como único factor preponderante y ese poder económico está concentrado en manos de pocos que se encuentran en igualdad de condiciones.
Colaboracion de:
Hugo Andrés De Simone.
Coincido con el análisis de fondo que realiza el autor de la nota.
Me permito cuestionar tan sólo la frase «de3scubrimiento de América». Esta expresión forma parte de la mirada eurocentrista que hacen tantos y tantos.
América era conocida por todos los americanos que la habían conocido mucho antes que los europeos.
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Felicidades Hugo, muy interesante tu texto
Salomé
El 11/2/21 a las 14:50, Kosas y algo mas escribió: > WordPress.com > kosasparadecir posted: » Tras la caída del imperio Romano de Occidente > en el año 476 después de Cristo, el mundo conocido hasta entonces, es > decir Europa greco latina, se fragmentó en pequeños territorios > gobernados por un señor feudal. Castillos y murallas los protegían del > per» >
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Muchas gracias!!! muy gentil.
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