Así es, ni más ni menos. En algunas ocasiones, la calma o la paz del silencio están con nosotros, pero también fluye lentamente la tristeza o el dolor.
¿A qué se debe?
Seguramente a la situación mundial o personal que vivimos actualmente, en un mundo revuelto y convulsionado que queramos o no, nos atrapa a todos en mayor o menor medida.
Los medios de comunicación nos bombardean con noticias verídicas o falsas, en ocasiones exageradas. Escuchar, ver o leer lo que sucede en cualquier país, cercano o lejano, nos afecta, angustia y causa tristeza.
En lo que a mí respecta, me siento afectada por muchos hechos y sucesos. La muerte de colegas, periodistas, en Venezuela y otros países, solo porque están cumpliendo con su labor: informar.
Lo más triste, doloroso y frustrante es que algunos de ellos, jóvenes todavía, se suicidan, sufren infartos o fallecen por cáncer. Escribir esto me hace sentir muy mal.
Hace apenas algunos años, recibí la noticia del fallecimiento de quienes fueron mis jefes, periodistas dedicados a su labor y luego, amigos muy queridos.
También nos “atemorizan” las acciones de los «gobiernos autoritarios, déspotas. El ejemplo más claro está en Rusia. Vladimir Putín un individuo al que solo le interesa la grandeza de una Rusia que ya no es la de antaño y que pretende perpetuarse en el poder, a pesar de los miles de muertos injustamente, en una guerra para apoderarse de Ucrania, una nación que merece su independencia.
Al comienzo, Putín dijo «En dos días nos apoderaremos de Ucrania». Sus aseveraciones no resultaron, la guerra tiene ya 11 meses y lo mejor de todo es que los ucranianos la están ganando, con un Presidente como Volodímir Zelenski, de apenas 44 años de edad, que jamás pretendió llegar a ser lo que es, un héroe en todo el sentido de la palabra. Zelenski trabaja muy duro, se dirige al país constantemente para estimular a sus soldados, al pueblo que estoicamente ha perdido todo, parientes, hijos, casas, trabajo y muchos han quedado en la calle. No obstante, una gran mayoría desea que se haga justicia y que aquellos puedan recuperar su Nación, actualmente casi destruida por los ataques a diestra y siniestra de los rusos.
Otros sucesos dolorosos como: El calentamiento global, el hambre, la falta de medicinas, los injustos maltratos y castigos horrendos a inocentes, las temperaturas anormales en casi todo el mundo, son más motivos de alarma.
El comportamiento de algunos mandatarios o rectores de organismos internacionales, son noticias que asustan a cualquiera. Sin olvidar la vida de los animales y las plantas, a pesar de los cambios,
siguen fieles.
Ruego por todos aquellos los que padecen en este planeta llamado Tierra, donde hacen falta: la honestidad, la ayuda al prójimo y el amor.
Regina Mizrahi