Un enigmático ser


En absoluto silencio, sin ser visto, transparente, sin emitir sonido alguno ni signo de su existencia previa, aquel enigmático ser hizo una repentina aparición y de inmediato se fue esparciendo a través del planeta. Se montó sobre hombros humanos, penetró sus células multiplicándose por miles de millones, para luego ser expelido por los aires e insertarse en más y más vías respiratorias.

Sin cerebro pensante, al menos para la visión humana, aquel ente demostró una capacidad de inteligencia real, desbordando toda otra forma de conocimiento humano, o al menos lo que perciben las personas como forma conocida, con las cuales sabe tratar. No obstante, su ciencia no es totalmente oculta, y no es la primera vez que hace su aparición en estos antros. Pero cuando una forma de ese ser toma contacto con la tierra y se deposita sobre la superficie terrenal, cuando amenaza la vida de los humanos, se despiertan indecibles acciones y reacciones, que malogran la continuidad y se yerguen las mayores sinrazones en el espectro humano.

El miedo y el pánico cunden por doquier, la muerte que acecha, la enfermedad que sufridamente amenaza a todos y a cualquiera sin una clara definición. La persona común no encuentra respuestas y entonces acude a las autoridades; políticos y científicos son llamados a expresarse y demostrar su capacidad. El individuo se muestra incapaz de tomar responsabilidad alguna, y se entrega a los mayores desvaríos, si no es atendido rápidamente. En primera instancia tiende a obedecer casi ciegamente y se encierra entre sus cuatro paredes, acurrucado en espera de salvamento. Pero el miedo y el hambre le acucian y tarde o temprano la psicología comienza a actuar. El individuo solitario se torna grupo social, y entonces le sacude una visión irracional de los acontecimientos.

Todos se preguntan… ¿Cómo llegó esta calamidad? ¿De donde vino? ¿Qué quiere? Los mismos planteamientos que llevan a los científicos a investigar pausadamente, causan pavor en los menos agraciados por la razón, pero que suelen ser los más. La desinformación o las pautas mal concebidas, están en la raíz de las fabulaciones y todas las teorías conspirativas. Es decir todo aquello que pueda explicar la realidad sin demasiados detalles, y sin inmiscuir al hombre mismo en la casuística; seria entonces adoptar algún tipo de divinidad superior, cuyo fin es castigar para dominar.

El ente demuestra gran capacidad de adaptación con el solo fin de “perdurar”, y así evitar su “desaparición”. Paradójicamente, el ser humano observa los hechos con similar raciocinio y lo define como, una lucha por la supervivencia humana. Hay un “enemigo” y se preparan todas las “armas” y los “ejércitos se disponen a la guerra” con la intención de salir victoriosos. Claro, la victoria final es la “desaparición” de aquel ser, o al menos su malintencionada influencia, la enfermedad. Y cuando ya se llegue al final de la conflagración, cuando se vuelva a respirar con tranquilidad, quedara la pregunta… ¿Por qué paso todo esto?.

Por supuesto, se trata del Coronavirus, que produce la enfermedad Covid-19, que desde hace casi un año, tiene en vilo a la humanidad entera. Con varios millones de contagios y al momento, 1,7 millón de fatalidades, ha recibido el mote de pandemia, por su dispersión a nivel mundial.

Los virus existen desde siempre en la biología general, en todo tipo de seres vivientes, hombres, animales y vegetación, y es parte inherente a todo ello. No se considera que el virus tenga “vida” propia, pues coexiste en alguna célula que lo contiene. No necesariamente produce enfermedades y se considera que su principal función es la de transporte genético de una célula a otra. Pero consideremos que todo en la naturaleza es sumamente complejo, y en realidad, el campo de actuación científico, es aún muy reducido en comparación con la inmensidad natural.

El hecho de que los humanos le atribuyan “inteligencia” a cualquier virus habla de por si de la deficiencia imaginativa de las personas. Esto se refiere a las especulaciones emocionales de los humanos y no al racional científico. No existe tal “lucha” entre la humanidad y el virus, solo una confrontación circunstancial. Las vacunas proporcionan un método de defensa efectivo, en la erradicación de ciertas enfermedades, amen de la instauración de métodos de precaución, como el aislamiento y la higiene. Pero así mismo, es claro que la mayor proliferación de algunos virus se debe a la actuación humana. La globalización del transporte por ejemplo, la saturación de población en reducidos espacios, son parte de todo ello. Puede que, entonces, esta sea una oportunidad para el hombre de hacer cambios radicales en su conducta y en las estructuras sociales y económicas, como precaución ante próximas epidemias.

Josef Carel

Un comentario sobre “Un enigmático ser

  1. Una extraordinaria descripción, muy bien desarrollada, del Enemigo Público N°1 a orden Mundial, del 2020.

    Una de la maneras más seguras de evitarlo es mantender firme la ya famosa consigna:

    °°°°YO ME QUEDO EN CASA°°°°

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